Clases de tango queer buscan romper el machismo en el tradicional baile argentino. Buenos Aires acogió unas peculiares clases de tango queer, una modalidad de este emblemático baile que intercambia los roles de género para romper con el machismo que, según las profesoras encargadas de conducir la jornada, impera en las milongas y centros de baile tradicionales.
En el histórico bar Seddon, uno de los más notables de la capital argentina, las piernas se cruzaban esta tarde al ritmo del bandoneón en una pista de baile en la que los hombres dieron paso a las mujeres para conducir el papel protagonista de la danza.
"Planteamos diferentes roles más allá de la sexualidad y el género", explica a Efe Nancy Ramírez, una de las profesoras al comienzo de la clase, quien recuerda que en las milongas tradicionales "la mujer tiene que ser conducida y el hombre tiene que conducir".
Esta bailarina afirma que empezó a bailar tango queer porque no le terminaba de convencer esa "estructura convencional", que califica de "machista", por el papel excesivamente protagonista del hombre en el que la mujer "queda relegada a un segundo plano y a una función determinada".
La iniciativa se encuadra dentro de Buenos Aires Diversa, un programa de actividades promovido por el Gobierno de la ciudad de Buenos Aires para dar visibilidad al colectivo LGBTIQ (Gais, lesbianas, bisexuales, transexuales, intersexuales y queer), así como para fomentar valores como la tolerancia y la inclusión en la sociedad.
En esa línea, las clases intentan difundir la idea de lo queer entre sus alumnos: "Expresión, pluralidad, diversidad, libertad absoluta. No encasillarse y estar dentro de una estructura que se mueve y experimenta diferentes vivencias", definió Ramírez.
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