Una vez pasada la primera parte de los efluvios primaverales y recuperados los cuerpos y los cerebros de los días de los rayos de sol deslumbrantes, me atrevo a prolongar un poco más los días de descanso mental con la novela Crimen y Pareo. Año 2037 de Juan-Fadrique Fernández (Editorial La Calle). Se desarrolla en un entorno insular, el Archipiélago de Gaylesbia, en el Mediterráneo en un futuro no muy lejano. Los nombres de las islas Gaylandia y Lesbia, separadas por el estrecho de Samba y rodeadas a poniente por el Parque Natural de las Salidas son lo suficientemente clarificadores de las personas que allí viven. Las islas surgen gracias a la gran población inmigrante LGTB dejando a los autóctonos, y más si son heterosexuales, en franca minoría. Para llegar a las islas lo más aconsejable es tomar el avión de la línea Pinkair que aterriza en el aeropuerto Dorian Gray próximo a Rossi de Empalma, la capital de Gaylandia, donde se pueden visitar otros puntos de interés como Falos de la Frontera y San Cipote, desde donde se toma un ferry que atraca en la ciudad de Tijereta en la isla de Lesbia en donde poder visitar la localidad de Bollos del Condado. Una novela llena de humor, a pesar de los crímenes que aparecen y que siguen la ruta que Víctor, el protagonista inicia en estas islas en un puente de mayo después de haber conocido las infidelidades innumerables de su novia con cualquier género y condición, tratando de buscar su sexualidad. Y sí, muchos encuentros eróticos de lo más variados que ¡Oh, sorpresa, acaban con la muerte violenta de uno/a de los participantes! ¿Hasta qué punto podría estar Víctor implicado en estos crímenes? Para ello tendréis que seguir las pesquisas que el gran detective Juan Diego más conocido por Juana Mary y su ayudante Gonzalo, todo ello escrito con el lenguaje “inclusive” y su nueva gramática según el flamante “Ministerie de Educación”.
Y de una novela que proclama la diversidad de cuerpos y de géneros, pasamos a un ensayo sobre el cuerpo, los cuerpos de Olivia Laing titulado Todos los cuerpos (Editorial Paidós). Un repaso por la historia de cómo el cuerpo ha servido para constreñir la libertad, para imponer un tipo de relaciones, para mostrar la relación entre lo físico y la psique, en un recorrido que nos llevará a conectar las vidas de personajes olvidados en la lucha por las libertades con las teorías de uno de los discípulos de Freud, Wilhelm Reich, quien posteriormente sería abandonado por su maestro a causa del clima social y político que se vivió tras el ascenso de los Nazis en Alemania y su influencia en los demás estados de Europa Central. En este libro rescata del olvido la vida de Bayard Rustin, hombre negro gay que colaboró estrechamente con los movimientos antisegregacionistas de Estados Unidos, que fue la mano derecha de Martin Luther King Jr, y que por el hecho de ser gay fue apartado de la primera línea y olvidada su contribución.
Y hablando e contribuciones que se han quedado en una zona gris de la memoria, están las del autor chileno Pedro Lemebel, con su obra Poco hombre (Editorial Las Afueras), quien en una colección de sus notas de prensa, relatos, retazos de autobiografías, nos trae la historia de lo que era ser mariquita, travesti, transexual, lesbiana en el Chile de la época de la Dictadura del General Augusto Pinochet. Un recorrido por las calles, los lugares, las vivencias de todas esas personas que además de pertenecer a la clase social más baja, trataban de sobrevivir a la miseria y al estigma, y cómo se ayudaron en la época en la que el VIH-SIDA aterrizó en Santiago de Chile. A veces tierno, a veces cómico, en otras relatando episodios muy trágicos, llenando los huecos de la memoria colectiva de tantas desapariciones de esa época, expresándose en el lenguaje cotidiano de ese Chile de clase obrera, pero siempre con una vena crítica y reivindicativa en lo que a la homosexualidad se refiere (por cierto, aquí caben el beso de Serrat y la gira de Raphael), y que siempre busca que las historias de las travestis no se olviden.
Y para que los cuerpos puedan seguir volando y gozando, los poemas de Mabel Escribano Usero, El primero...desearte ( Eriginal Books), es un canto a los sentimientos y emociones que se producen ante el cuerpo de la mujer deseada. ¡Atención! Está escrito de tal manera que hasta varios gais muy gais se han emocionado y disfrutado. Y para muestra, un poema titulado Poema sobre tu piel: Quiero ser raíz de tu cuerpo, / rama de tu pensamiento. Tomar de tu agua, / abriéndome a la nube de tu amor / sobre las hojas de mis besos. / Escribir poemas en tu piel, / usando el lápiz de mi lengua. / Quiero ser poeta sin poema escrito / en otras hojas que no sean / las de tus labios./ (Y ahora es cuando se agitan las entrañas y se escuchan los suspiros vertidos al aire.) Un libro con poemas que os transportarán a esos recuerdos de la persona amada, que os harán suspirar y por qué no, quizás podáis enviar a quien anheláis en vuestros sueños.
La mala costumbre, de Alana S. Portero (Editorial Seix Barral) nos lleva en una novela autobiográfica por las costumbres de un barrio obrero y conflictivo como era el madrileño de San Blas de finales de los años 70 hasta el momento actual de la mano de la protagonista, niña trans que trata de buscar su espacio y sus modelos de mujeres. Una época en la que la homofobia y transfobia era la norma del día a día, junto con un machismo muy marcado en el terreno social. Años en los que la protagonista negaba su cuerpo, que trataba de ser el macho aceptado, pero pagando un coste muy elevado en su salud física y mental. Hasta que de sus encuentros con otras mujeres aprende a tomar las riendas de su vida, sabiendo que el coste sería alto. Mujeres como María la Pelona, Margarita, Paula la Chinchilla, Raquel La Cartier (de orígenes segovianos), y Eugenia La Mori, junto con su primer amor de adolescencia Jay, le abrirán las puertas a esa realidad tan escondida pero que siempre lucha por salir a la superficie.
De una autobiografía a otra, la de Gemma Díez Rodríguez con su obra Finalmente soy yo. Mi noche oscura del alma (Europa Ediciones). Gemma, mujer bisexual nacida cerca de San Sebastián, aprendió desde joven la importancia del trabajo y del ahorro. Tanto es así que su vida solo giraba en torno a ese eje, sin dejar apenas hueco a las relaciones sociales, aunque en su haber ha tenido varias relaciones tanto con hombres como con mujeres, siendo la más importante la que mantuvo con quien ahora es su exmujer y fruto de la misma nació su hija Ane. Trabajo y más trabajo, ahorrar para invertir, pero nada de eso la satisfacía. Los años iban pasando, las relaciones se agrietaban y aunque descubrió tardíamente su afición por los maratones, tampoco era la panacea. Y así llegó hasta los cursos para coach y en uno de los encuentros que realizaba algo se rompió en ella y empezó a pasar de la oscuridad a la luz. Un avance que le ha permitido escribir este libro y que puede que a otras personas también ayude a encontrar la paz tan ansiada.
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