Ayer, 27 de enero, como todos los años, se celebra el día mundial de la Memoria. El día de esta conmemoración fue elegido porque en esta fecha, en el año 1945, la Armada Roja liberó a los prisioneros del campo de concentración de #Aushwitz.
La Memoria es algo muy importante, sobre todo en estos tiempos. Estamos en una época complicada debido a la economía internacional y cada vez vemos más en Europa el nacimiento de partidos políticos que utilizan como método de unión el odio común contra un chivo expiatorio. Esto pasa ahora como pasaba en la Alemania de los años treinta, cuando el partido nazi tomó el poder y promovió las leyes racistas que llevaron la humanidad a cometer uno de sus errores más horribles: el Holocausto.
Muchas veces, hablando de holocausto inmediatamente nos viene a la mente el pueblo judío pero es muy importante acordarse que no fueron los únicos en ser perseguidos. En los campos de concentración estuvieron además: polacos, gitanos, discapacitados, y también homosexuales.
El holocausto de los homosexuales es probablemente del que menos se habla. Quizás por vergüenza o quizás porque los mismos protagonistas de esta página oscura de la historia de la humanidad nunca intentaron pedir una indemnización por lo que sufrieron. Seguramente por miedo a pasar por otros problemas, ya que las leyes contra los actos homosexuales siguieron vivas en varios países después del fin de la época nazi.
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