De nuevo la página web infocatolica.com, que por cierto, no pertenece a la Iglesia Católica, lo cual hay que tener en cuenta, publica un artículo amarillista cargado de prejuicios e incluso mentiras. Más que mentiras, desinformación, pero suponemos que de eso se trata, de ofrecer a su público una visión LGTBIfóbica de cualquier avance en cuanto a derechos sociales se trate, por lo menos de aquellos avances que tienen que ver con la gente LGTBI.
El artículo en cuestión, titulado: Por qué las cirugías de «cambio de sexo» están empeorando las cosas para los transexuales, explica la posición del autor del texto sin miramientos de ningún tipo, ni hacia la persona trans, ni hacia sus familiares, tratando de confundir, mucho más que ayudar. Aquí tenéis parte de lo afirmado:
Los diversos defensores de la ideología de género son sorprendentemente equívocos en cuanto a lo que realmente es la identidad de género. La identidad de género es un «conocimiento más profundo» de la propia sexualidad, un problema de desequilibrio hormonal, el resultado de un cerebro masculino en un cuerpo femenino, o un cerebro «transexual», tal vez una característica heredada, y muchas otras posibilidades, dependiendo de a quién preguntes. Según algunos, el género es un estado innato y permanente. Para otros, una conciencia fluida que podría cambiar diariamente. ¿Cómo es posible que una condición tan susceptible de definición coherente pueda ser universalmente declarada fatal sin tratamiento médico?
Además, si el transgénero requiere tratamiento médico, ¿cómo puede formar la base de la identidad de alguien? Las personas trans y sus aliados han insistido, por supuesto, con gran indignación en que su condición no es una enfermedad, pero es difícil ver cómo se debe evitar esta conclusión, si se insiste en que debe tratarse o ser fatal.
Las enfermedades que requieren tratamiento no constituyen la identidad de nadie. Ser VIH positivo requiere tratamiento médico. No me identifico como VIH-positivo como si me hiciera un tipo totalmente nuevo de persona. Es una condición que necesito tratar para vivir y ser saludable. ¿Cómo es ser trans diferente?
La meta de la mayoría de las personas transgénero es vivir como el sexo opuesto. Si esto no fuera cierto, no estarían preocupados por el «acceso a la asistencia sanitaria» o su necesidad médica. Si cada quien pudiera simplemente disfrutar de cualquier identidad de género en base a su sensación subjetiva, la intervención médica sería meramente cosmética. Así que sí estamos de acuerdo en que las personas que se identifican como transgénero desean ser del sexo opuesto hasta donde sea posible - argumentando que internamente ya lo son - . Por tanto, debemos aceptar que el estado ideal para todos los individuos es aquel donde la percepción de la «identidad de género» y el sexo se alinean naturalmente.
En mi experiencia, esta afirmación es vista como odiosa e intolerante. Sugerir que las personas que se identifican como transgénero desean ser «como todos los demás», «normales» o «saludables» alineando su «género» y sexo, es sugerir que una identidad transgénero es en sí misma un estado de error. Pero de nuevo, esto parece ser lo que se presupone por el argumento de que la intervención médica es tan vital que, sin ella, una persona puede suicidarse.
Para lograr un estado saludable y mentalmente estable, una persona trans debe tener su identidad de género y sexo tan alineados como sea posible. ¿Por qué, sin embargo, esto requiere que el sexo físico cambie para alinearse con el género percibido? ¿Por qué no debería ser el género percibido lo que cambia?
Parece mucho más razonable -y médicamente ético y sano- lograr esta homeostasis cambiando la identidad de género para que coincida con el sexo ya establecido. Una mujer que toma testosterona debe seguir tomando testosterona, o bien sus deseadas características sexuales secundarias masculinas se desvanecerán (aunque si ella ha removido sus ovarios, su cuerpo no será capaz de producir estrógeno y recuperar sus características sexuales femeninas). El que muchos «hombres» trans prefieren mantener sus órganos reproductivos femeninos y quedar embarazados, produce un riesgo aún mayor. El agresivo y persistente intento del cuerpo de regresar a un determinado estado, a pesar de las intervenciones médicas para anular ese estado, indica que el estado es «natural». El cuerpo está siendo forzado a adaptarse a condiciones médicas que no son adecuadas.
Si el estado ideal es uno en el que el «género» y el sexo coinciden, ¿por qué las personas trans dedican toda su vida a forzar a sus cuerpos a adaptarse a condiciones que no pueden mantener por sí solas? Parece mucho más razonable reconocer que el sexo físico al nacer es el estándar por el cual la percepción interna debe estar alineada. Lógicamente, ¿no sería una persona transgénero que sufre debido a la desalineación de género y sexo ser tan feliz alineando su género con su sexo si el resultado final es que género y sexo sean iguales? ¿Por qué es la única opción aceptable forzar, a través de la deformidad física dramática, el cuerpo a adaptarse a un cambio mental?
Necesitamos una verdadera cura
Algunos defensores de los trans responderían presumiblemente que el sexo debe cambiar en vez de género porque el sexo puede cambiar, mientras que los intentos de cambiar el propio género suelen terminar mal, pero esta respuesta es innecesariamente pesimista.
He experimentado personalmente la disforia de género, y exploré la transición en mis 20 años. Soy consciente de la lucha emocional, y entiendo la sensación de frustración y desesperanza. Pero también soy consciente de la realización que produce saber que yo controlo cómo percibo el mundo. Incluso quisiera ser mujer, entiendo que mi cuerpo es masculino, y por lo tanto el plan de acción más eficaz y saludable es alinear mi identidad a ese estado inmutable. En gran medida he tenido éxito, ya que me siento plenamente integrado hoy y no solo estoy cómodo en mi cuerpo masculino, sino que me encuentro disfrutando de la búsqueda del progreso físico masculino.
Las estadísticas lo demuestran
Una incómoda verdad es que muchas encuestas, incluyendo un estudio sueco del año 2011, indican que las tasas de suicidio siguen siendo altas después de la cirugía de reasignación de sexo (el estudio sueco informa que las personas que han tenido cirugía de reasignación sexual tienen 19 veces más probabilidades de morir por suicidio de lo que tiene la población en general). Y el Centro Nacional para la Igualdad Transgénero informó en 2015 que el 40 por ciento de las personas que se identifican como transgénero han intentado suicidarse. La comunidad LGBT lucha activamente contra estos estudios y suprime las voces de personas que, como yo, han elegido la alineación natural o que se arrepienten de la transición.
Actualmente, la comunidad médica no está interesada en reconocer los peligros inherentes y el impacto a largo plazo de la terapia de transición y tampoco está dispuesta a profundizar en ningún estudio que pueda resultar en encontrar una cura o una solución a la cuestión subyacente. Sugerir que este es un problema médico que necesita ser sanado implica ser acusado de proponer un genocidio.
Para terminar de leer el articulo de referencia, pinchad directamente aquí.
24-02-2018 | nosgustas.com
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