Desde que en el año 2005 se legalizara el matrimonio entre personas del mismo sexo, la homosexualidad ha pasado a estar bien percibida por nuestra sociedad. España es uno de los países de la Unión Europea en el que está más aceptada (según el estudio Pew Research) y, además, es lugar de vacaciones para muchas personas de este colectivo. Aún así, conocemos todas las semanas casos en los que una persona de la comunidad LGTB ha sido agredida.
En la última reforma del Código Penal se han incorporado los delitos motivados por el odio o rechazo que el autor siente hacia el colectivo o minoría al que pertenece la víctima. Dentro de este tipo de delitos se engloban aquellos que atentan contra el colectivo LGTB. Este tipo de comportamientos pueden comenzar, y de hecho empiezan a suceder cada vez más, a edades muy tempranas en ámbitos como el colegio o incluso la familia.
Los insultos, las agresiones o cualquier otro tipo de delito de odio que se sufra debe ser denunciado. En lo que llevamos de año, ya se han registrado más de 200 casos en Madrid. Sabemos que estos datos no son significativos ya que tan sólo son la punta del iceberg, ya que solamente el 30% de las agresiones por delitos de odio se denuncian.
Por ello, es muy importante concienciar al colectivo LGTB para que denuncie y que estos delitos no continúen; además, es importante que los agresores no queden impunes, y que las condenas relacionadas con este tipo de faltas reciban la atención que merecen en los medios de comunicación.
Las redes sociales, por el anonimato, son uno de los lugares en los que los homófobos pueden dar rienda suelta a sus despreciables comportamientos. Las víctimas deben conocer sus derechos y, para poder presentar una denuncia en este tipo de casos, es necesario, por ejemplo, guardar pantallazos en los que aparezcan los comentarios como prueba. Contando con estas imágenes, aunque el agresor retire las publicaciones, tendremos algo con lo que corroborar que se ha sufrido la agresión.
La educación, tanto en los colegios como en los hogares, en el respeto por la diversidad sexual, es la mejor prevención, evitando así que las próximas generaciones continúen con este tipo de violencia.
17 de Diciembre de 2016 | Víctor M. Patón. Patón & Asociados 0 10830
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