Ante La matanza de Orlando, Thierry Meyssan recuerda que el conflicto entre el Emirato Islámico (Daesh) y la República Árabe Siria es en primer lugar una lucha entre dos formas de sociedades: la primera, bajo el dominio de los hombres, mientras que la segunda reconoce los mismos derechos a todos. El autor también recuerda que la civilización siria tiene una larga –e ignorada– historia de integración de los homosexuales, historia que Daesh pretende destruir.
En 2011, al principio de la guerra en Siria, surge un blog titulado “Gay Girl in Damascus” (“chica gay en Damasco”). La autora cuenta su vida de mujer libre en la capital siria a la vez que critica el «régimen de Bachar». En diciembre, aparece en el blog un mensaje donde uno de sus primos afirma que la muchacha acaba de ser arrestada por los «mukhabarat» (servicios secretos). Las asociaciones gaIs de Occidente –que no saben absolutamente nada sobre Siria– se movilizan contra la «dictadura». Sólo más tarde se sabrá que aquella muchacha nunca existió. Un tal Tom MacMaster escribía aquel blog, desde la universidad de Edimburgo y probablemente por cuenta del MI6.
La matanza de Orlando ha sacado a la luz el tratamiento que el Emirato Islámico (Daesh) reserva a los homosexuales. Sin embargo, el asesino que se identificaba como miembro de ese grupo terrorista era al mismo tiempo cliente de la discoteca gay y había tenido relaciones sexuales con al menos otro cliente. Parece, por consiguiente, que su intención era atacar una discoteca, no una discoteca gay.
En todo caso, el Emirato Islámico no tiene el monopolio de las masacres de homosexuales. Estas son, en realidad, una práctica común entre numerosos grupos sectarios que se identifican con diferentes religiones, principalmente grupos islamistas. En ese caso se hallan, por ejemplo, el Ejército de Resistencia del Señor, en Uganda, que se identificaba como defensor de Jesús, en los años 1990, y los diversos grupos yihadistas que se identifican hoy con Mahoma. Más generalmente, gran parte de los judíos, de los cristianos y de los musulmanes consideran que las relaciones sexuales entre personas de un mismo sexo son un «pecado», aunque admiten que no se escoge la persona de quien uno «se enamora».
Para leer el artículo completo firmado por Thierry Meyssan en la página web voltairenet.org, pinchad aquí.
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