Crossdressing o cambio de vestuario: una práctica que realizan hombres heterosexuales. ¿Puede un hombre ser heterosexual y fantasear con vestirse de mujer como práctica habitual? Claro que sí. De hecho, en eso consiste el crossdressing. Derribando el mito de que solo un varón homosexual puede tener deseos de usar prendas femeninas y maquillarse como una mujer, la "heterosexualidad flexible" planta su propia bandera.
Si bien el fenómeno no es nuevo, lo cierto es que ganó popularidad mediante la obra recientemente estrenada Casa Valentina, y dirigida por José María Muscari a partir del libro del norteamericano Harvey Fierstein. La trama pone en escena a siete hombres cross dressers (Gustavo Garzón, Fabián Vena, Pepe Novoa, Boy Olmi, Roly Serrano, Diego Ramos y Nicolás Scarpino) que se trasvisten y juegan a ser mujeres, aunque solo por un rato.
En diálogo con Infobae Muscari explicó: “El crossdressing es el fetiche por la ropa del sexo opuesto sin que eso tenga intervención en la elección sexual. Creo que la práctica en sí misma trasciende el campo de lo sexual para entrar en un terreno de la composición psicológica de las personas”.
LOS HOMBRES "CROSSDRESSERS" SUELEN ESTAR CASADOS Y TIENEN HIJOS, PERO LES PRODUCE PLACER EXPLORAR SU COSTADO FEMENINO.
Para familiarizarse con el fenómeno, Muscari junto a su elenco se reunió con un grupo de varones que practica crossdressing una vez al mes: “Nos pudieron dar un montón de respuestas que la obra nos planteaba y que nosotros mismos no conocíamos. Por ejemplo, uno de ellos vino con su mujer y nos contó que le elige la ropa, lo maquilla. Otros son gays, otros absolutamente heterosexuales y lo hacen a escondidas de su familia. Lo interesante de la obra es que no da respuestas, sino que abre preguntas”, señaló el director.
A diferencia de las travestis que deciden vivir como mujeres, en los "heterosexuales flexibles" se observa una doble identidad. Su día a día lo viven como varones, pero buscan espacios en los cuales ponerse en la piel de una mujer. “A los cross dressers les lleva mucho tiempo componer esas mujeres en las que se transforman, y esa composición tiene que ver con un alter ego que tienen adentro”, reflexionó Muscari.
Dados los prejuicios sociales que ellos mismos llevan internalizados, son muy pocos los que se muestran por la calle. Sienten curiosidad por el universo femenino y eso les produce culpa y vergüenza. Por eso, se reúnen regularmente en espacios privados donde encuentran la posibilidad de "montarse" (así se lo denomina en la jerga) con el look que desean.
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