“La obra del escritor”, escribe Proust en El tiempo recobrado, “no es más que una especie de instrumento óptico que ofrece al lector a fin de permitirle discernir aquello que sin ese libro tal vez no hubiera visto por sí mismo”. Las palabras del autor de En busca del tiempo perdido definen como pocas el valor literario y, sin duda, el valor social –y no pretendo definir la obra como una obra meramente engagée- de Lo que no se dice: se trata de una serie de espléndidos relatos entorno a la homosexualidad publicados por Dos Bigotes, una editorial que con apenas un año de vida se ha convertido en un referente en nuestro campo literario, ocupando un vacío que reclamaba desde hace tiempo un inquilino. Dos Bigotes se presenta como una editorial especializada en temas y autores LGTBI, sin embargo, como ellos mismo especifican, no hay en su proyecto editorial ninguna intención de exclusión. Cabe, de hecho, destacar que Dos Bigotes reivindica ante todo la buena literatura, una literatura, eso sí, que dirige su mirada hacia la realidad, una literatura que –como indican los dos editores, Gonzalo Izquierdo y Alberto Rodríguez– “se aparta de las convenciones y que aporta nuevas formas de mirar la realidad”, según publican en la página web culturamas.es
De la misma manera que esta joven editorial hace énfasis en el valor literario como elemento base de su proyecto editorial, es el valor literario de los relatos reunidos en Lo que no se dice aquello que debe ser ante todo destacado.
Sería un error, al menos esto creemos, circunscribir la lectura crítica de esta obra a la temática LGTBI, puesto que, si bien la homosexualidad y las problemáticas que desgraciada e incomprensiblemente todavía tiene su visibilidad pública son el eje temático entorno al que gravitan los distintos relatos, el interés de los relatos radica de forma especial en la perspectiva narrativa, una perspectiva, generalmente irónica y con toques más o menos explícitos de comicidad –sin duda el relato de Eduardo Mendicutti, Canela y oro, es aquel donde el elemento cómico es más explícito-, con la que los distintos autores se aproximan a temáticas, como el fútbol o el toreo, tan altamente connotados y –si nos permiten- tan banalmente tipificados y topificados en ámbito literario.
La construcción de esta mirada, no homosexual sino que observa desde la homosexualidad, es decir, desde la otredad, permite a los distintos autores no sólo realizar una crítica literaria a la construcción narrativa que se ha realizado entorno a dichos ámbitos –¡no es necesario recurrir siempre a Hemingway para hablar del mundo de los toros!- a la vez que proponer un giro genérico y narrativo que reactualizar, desde la ironía, el sarcasmo o la crítica más melancólica, dichos topos literarios, convirtiéndolos en metáfora de un discurso superior...
© 2014 - 2024 Development by Clara Díaz Fonticoba. All Rights Reserved.