“Fue muy bonito. El día de la aprobación de la ley en el Congreso de los Diputados yo no pude ir a Madrid junto al resto de invitados que acudieron a la Tribuna. Lo vi desde casa y, como miles de personas, no pude evitar llorar en el momento en que dieron los resultados de la votación”. Regino Mateo, ex presidente de la asociación ALEGA, fundada para defender los derechos de lesbianas, gais, bisexuales y transexuales, habla del que probablemente ha sido el día más importante para el colectivo. 30 de junio de 2005, el Congreso de los Diputados aprueba la ley que legaliza los matrimonios entre personas del mismo sexo. “Fue como de repente sentirte bien. Parecía que la vida que habíamos vivido hasta entonces había sido sucia, nos habíamos movido en los márgenes, tenido que ocultar nuestra vida. Y eso fue como una patente de normalidad. Somos ciudadanos, no tenemos que escondernos ni llevar doble vida”, según un extenso reportaje firmado por Eva Mora y publicado en la página web elfaradio.com
El activista ex presidente de ALEGA, asociación que cumple este sábado veinte años de vida, también insiste en recordar una anécdota de ese día que rompe los estereotipos marcados. “Recuerdo salir de casa después de la votación, cuando por fin la noticia se había extendido un poco, y encontrarme a un amigo, sacerdote católico, que se echó encima de mí, me dio un abrazo y la enhorabuena. Dijo que ese día era para celebrarlo”.
Y el colectivo LGTB (Lesbianas, gais, transexuales y bisexuales) sabe mucho de estereotipos marcados. Aunque está de acuerdo en que hay división de opiniones al respecto, sí están en contra de la categorización de una masa social. Asegura que desde los medios de comunicación han contribuido mucho a crear una imagen general del típico gay o típica lesbiana, que no encaja con el 90% de los homosexuales que conoce. Algo que incluso afecta a los heterosexuales, al identificar ‘afeminado’ con gay o ‘marimacho’ con lesbiana.
Mucho tiene que ver la prensa en ello. Apunta que en el Día del Orgullo Gay, un día de fiesta y reivindicación a partes iguales, se esconde esta última vertiente a costa de buscar una imagen impactante. “Es una manifestación a la que acuden 1.000.000 de personas, y de ellas, por ejemplo, 50.000 salen en carrozas o disfrazados. Y el resto no sale en la prensa, que son los que lo usan para reivindicar. Sé que quieren la foto fácil, ¿pero la verdad y el objetivo de esa manifestación la tiene un personaje vestido de monja y con el culo al aire, al que siempre van a enfocar las cámaras? ¿O la tienen los de la pancarta?”
EL GRAN CAMBIO: LA VISIBILIDAD
Ante la pregunta de cuál es la gran diferencia entre ser homosexual hace veinte años y serlo ahora lo tiene claro: La visibilidad. En la década de los 80 o 90 era aún muy difícil aceptar ser gay o lesbiana, darte cuenta de que tu afectividad no es la reglada o lo considerado ‘normal’ por la sociedad. “Lo primero que te ocurría es que te transformabas en un insulto”.
Hoy en día una persona joven que llega a una edad sexual madura y se da cuenta de que es homosexual, bisexual, o incluso transexual, cuenta al menos con referencias públicas en la televisión, la música o el cine. Incluso la literatura ha evolucionado. Ha pasado mucho tiempo desde el personaje grotesco que representaba la fotógrafa de ‘La Colmena’, de Camilo José Cela. Un personaje patético, excluido y marginal. Con motivo de la muerte de Ramiro Pinilla, es adecuado recordar que en su trilogía ‘Verdes valles, colinas rojas’, que no tiene ningún tipo de referencia directo al mundo LGTB, hay introducidos personajes homosexuales y bisexuales que son tratados con pura normalidad. El lector homosexual puede verse, por fin, reflejado al leer estos nuevos personajes.
Regino destaca la sensación de normalidad que ha invadido al país en los últimos años. “Sientes que puedes salir con tu pareja de la mano y no pasa nada”. Aunque un tema pendiente, apunta, es el de la educación. “Socialmente se ha decidido que los adolescentes no tienen sexualidad, y lo han convertido en tabú. Y cuando se habla de educación sexual se identifica con charlas de contra concepción, así que no se habla de otras cosas. Y al no hacerlo, si hay algún chico o chica homosexual o transexual no se van a atrever a levantar la mano para hacer una pregunta específica”.
Desde sus inicios, esta ha sido una de las principales preocupaciones de ALEGA. Introducirse en el ámbito educativo para normalizar la situación en uno de los espacios donde aún pervive mucha homofobia. Han estado siempre disponibles para que cualquier centro realice con ellos actividades o para proponer charlas o talleres de integración. Incluso se ha trabajado con profesores, creando una unidad didáctica y distintos perfiles para interactuar con los alumnos.
Los años que más colaboración hubo fue durante la LOGSE, que incluía en la asignatura ‘Educación para la ciudadanía’ la diversidad familiar y afectivo sexual. Ahora, con los nuevos planes educativos y los nuevos temarios esa diversidad ha desaparecido de la formación.
SE HA GANADO APOYO SOCIAL
Ante la pregunta de si la sociedad ha parecido retroceder en mentalidad y respeto con la crisis, Regino asegura que las agresiones ocurren más a menudo de lo que la gente se cree. La diferencia de hace veinte años a lo que ocurre ahora es que cada vez hay menos víctimas dispuestas a esconderlo. “Cuando nos dimos cuenta de que la sociedad iba avanzando en este tema, también fuimos conscientes de que con la visibilidad iban a aumentar las agresiones, o más bien las denuncias”.
Como todo el mundo recordará, este verano hubo en una playa de Almería una agresión a una pareja homosexual. Regino deja claro que estos actos son producto de “energúmenos que solo se representan a sí mismos”, pero asegura que también se percibe mucho más apoyo. Ese día el resto de veraneantes se movilizaron contra los agresores.
En Caravaca de la Cruz (Murcia), se ha presentado esta semana otra acción similar. A la salida del instituto, dos amigos (gay y lesbiana respectivamente) fueron perseguidos por algunos compañeros, insultados y apedreados hasta el punto de que la chica quedó inconsciente en el suelo. Los agresores huyeron cuando los viandantes intervinieron en favor de los chicos. En este caso se han dado las dos vertientes: la chica ha denunciado los hechos en compañía de sus padres, que conocen y apoyan su condición sexual. En cambio, el chico ha hablado anónimamente diciendo que no ha comentado nada en casa pues su familia aún no sabe que es homosexual.
Pese a la gravedad de estas agresiones, Regino es positivo con la evolución que se está llevando a cabo.” Hace cuarenta años si un hombre homosexual sufría una agresión, se convertía en un paria y encima no podía denunciar porque le hubieran mandado a un campo de concentración, según la Ley de Peligrosidad Social. Ahora una agresión, a no ser que sea en un territorio o contexto muy específicos, como mínimo se puede denunciar y despertar una cierta simpatía social como víctima”.
Además, destaca el paso fundamental que se está dado, ya que el ‘miedo’ ha cambiado de bando. “La gente que cultiva la LGTBfobia en una buena medida sabe que no debe exteriorizarla. Tiene una vergüenza ajena, culpa o incluso miedo a ser estigmatizado por los demás”.
LAS PANDILLAS AHORA SON MIXTAS
Otro punto destacado que diferencia los años del inicio de ALEGA a la situación actual son las relaciones sociales. De antes había dos ‘pandillas’ diferenciadas entre los amigos de “heterolandia” (como les gusta llamarlo), y los conocidos en la zona de ambiente. Siempre había una doble vida, pero estos espacios cada vez se tocan más.
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13-02-2015 | nosgustas.com
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