Cuando oímos la expresión “saliR del aRmario”, automáticamente lo asociamos a un chico o chica que decide manifestarse abiertamente gay o lesbiana, y algunos piensan: “que valiente es” y otros...
Mi reflexión de hoy va para este último caso, a los que propongo un ejercicio: "las bambas del otro", porque de una forma u otra, todos, o casi todos, hemos “salido del armario en algún momento”. Ver la intervención de Ash Beckham en TED me ha llevado a reflexionar sobre ello.
¿Quién no ha tenido algún acontecimiento, momento (un problema, un conflicto, una decisión…), que nos ha costado mucho trabajo comunicar o dar a conocer, por vergüenza, por el que dirán, porque pensábamos que nuestro círculo no lo iba a aceptar o asumir, porque iban a dejar de querernos, porque creíamos que nos iban a señalar con el dedo, porque no estaba en consonancia con lo que desde pequeños nos han inculcado…?
Piensa en ese tiempo, en ese momento… Piensa en cómo te sentías, ¿a qué a veces ni hablabas para que no sospecharan? O ¿sólo pensar en decirlo, te ponías malo? Y a la vez tenías la necesidad de hablarlo, de decirlo, porque te sentías encerrado, ¿cuántas veces pensaste: “no puedo más, necesito decirlo a alguien, sino me muero”? Y puede que hubiera un conflicto interior que no nos dejaba vivir, que incluso nos pudo llevar a tomar decisiones que nos hacía infelices…
Cuando decidimos finalmente, con mucha valentía por nuestra parte, decirlo, porque es algo que necesitábamos, necesitábamos ser coherentes, liberar ese conflicto interno, en definitiva “salir de ese armario oscuro en el que nos encontrábamos” para ser y sentirnos bien con nosotros mismos y con los que nos rodean; sinceramente, ¿qué esperábamos encontrar en la otra parte? Al menos ¿respeto, comprensión, tolerancia, apoyo, amor por encima de prejuicios?
Lo que pretendo con esta pequeña reflexión, es llevarte-me a empatizaR con esa persona que “sale del armario” (porque es gay, porque le han despedido, porque se separa o por lo que sea... qué mas da?) y te cuenta algo que puede ser muy importante para él o ella, que puede que no estemos de acuerdo, ni compartamos ni comprendamos.
En ese momento, lo único importante es la persona que te está abriendo su corazón, sus sentimientos, que puede sentirse más vulnerable que nunca, y lo que pide es un mínimo de apoyo, de comprensión, respeto, alguien con quien hablar sin sentirse juzgado (posiblemente ya se ha juzgado bastante…) Quizás lo único que necesita, es lo que tu y yo necesitábamos, abrir la puerta del armario y comenzar a vivir su vida, con lo que ha decidido, con lo que ha hecho, con lo que siente, con lo que es… Tomar decisiones trascendentales y llevarlas adelante es de ser muy valientes.
Antes de juzgar a alguien que “sale de su oscuro armario” con cualquier tema, pongámonos sus bambas o las que un día llevábamos nosotros. Y si en ese momento no somos capaces de hacerlo, quizás sea mejor mantenerse al margen si nuestra postura no es de ayudar, escuchar o apoyar; tómate tu tiempo, piensa y reflexiona; y sobre todo, no les llevemos dentro del armario de nuevo, el armario es para la ropa, no para las personas, y si tu no quieres vivir en un armario, creo que el otro tampoco, porque hablamos de personas y no de pantalones o zapatos.
Calzarse las bambas del otro antes de emitir un juicio sobre sus decisiones, comportamientos, etc., es un buen ejercicio para la salud, que como mínimo nos lleve al respeto y la tolerancia, algo que para mí es imprescindible, viviendo en una sociedad plural.
Para leer más de este blog, pincha aquí.
08 de Octubre de 2014 | Antonio Hidalgo. Coach Profesional 0 8916
© 2014 - 2024 Development by Clara Díaz Fonticoba. All Rights Reserved.