"Plein sud". Verano, carretera y cuatro franceses en un coche esta bien para empezar.
Sébastien Lifshitz, es uno de los directores franceses que más y mejor cine LGBT ha dado y repartido por los festivales de cine de todo el mundo.
Centrándonos en su penúltimo film repasaremos tambien parte de su obra cuya cinematografía siempre ha visibilizado la homosexualidad y sus demonios. Su cine siempre ha sido la imagen de la turbulencia y del tormento, del dolor y del desgarro. Podemos pensar que Les invisibles, como su segunda incursión en el documental, parece continuar sus inquietudes de la ficción con films como Primer verano (Presque rien, 2000), Wild side (2004) o Plein sud (2009), y ya rodaos su regreso al documental y último film "Bambi".
SINOPSIS:
Es verano, Sam, 27 años, parte camino al sur, al volante de su Ford. Le acompañan un hermano y una hermana que ha conocido por la carretera: Mathieu y Léa. Léa es guapa, sensual, archifemenina. Le gustan a rabiar los hombres, Mathieu incluido. Durante ese largo viaje solitario rumbo a España, lejos de las autopistas, tendrán ocasión de conocerse, medirse, amarse. Pero Sam lleva dentro un secreto, una herida muy honda que le aisla más y más del resto del mundo: una madre que perdió siendo niño y que espera encontrar durante ese viaje.
ANALISIS:
La última y excelente película de Sébastien Lifshitz es un viaje, cuyo destino final será Tudela. Para este trayecto, el director plantea la trama desde una estructura bipolar, ya que a su film también se le podría aplicar la forma de U, la cual nos permite comprobar dos afinaciones diferentes que fluyen del mismo germen. Una primera parte coral, de cuatro personajes en coche por el Sur de Francia. Jóvenes errantes que recogen de forma descontextualizada, el espíritu beatnik de la ruta 66. Frente a la luz radiante del verano y las texturas atmosféricas de la vida en ebullición, se alterna una onda sinuosa, opaca y profunda, con un carácter oneroso. El blanco sobre negro. Y es que en los espacios de mayor luz se esconde, bajo su seno, la oscuridad más siniestra.
Las tinieblas son el pasado y, específicamente, los lazos familiares y su pesada carga, que han quebrado irremediablemente a Sam (profundo Yannick Renier), propietario adulto del coche donde viajan. Esos flashbacks a la memoria de Sam enredan un presente despreocupado centrado en el deseo. Unas líneas hormonales marcadas por el erotismo felino de Léa (Léa Seydoux en un rol más suelto de lolita, al que ya pudimos verle, y el romanticismo pegajoso de su hermano, Mathieu (un infantilizado Théo Frilet), obsesionado con Sam. Cuestiones de miradas. Frente a la luz de faro de los bellos ojos azules de Léa y Mathieu, la mirada abisal de Sam. Dos tonos que viven en el mismo plano hasta que Sam abandona a sus compañeros improvisados para continuar su camino solo.
El personaje principal es Sam, vive con un secreto que le arrastra desde la infancia, un trauma que no ha podido superar y al que sigue atado sin respiro, su imagen es joven, pero su aspecto distante le hace parecer una persona depresiva, borde y nostálgica. Intenta buscar respuestas y su viaje es el más largo de todos, al final consigue comprender y se libera de su dolor para comenzar a vivir su propia vida, curando las heridas con un chapuzón final.
La pareja de hermanos aparecen un poco alocados y dispares, ella, Léa, (preciosa rubia) no cree en el amor y está embarazada. Así comienza el film, una nueva vida dentro de otra que está creciendo y que no está preparada para dar a luz, dado su juventud y poca motivación. Él, Mathieu, es un chico que siempre va grabando lo que hay a su alrededor, ya sea el rostro de Sam por el que siente una atracción que acaba demasiado pronto y la naturaleza que les rodea, es un soñador que despertará en la playa.
Jérémie es el cuarto acompañante de éste viaje, un personaje no muy mostrado que viaja a su región por vacaciones y se encuentra cómodo consigo mismo pero no conecta demasiado con éstos personajes tan diferentes a su mundo, no acaba de cuajar en el grupo, vivirá un romance con Léa pero ella no le dá importancia y él se queda sin respuestas, esperando su marcha.
Paisajes tranquilos desde Aquitania hasta la frontera vasca para llegar a Navarra, donde acaba el film con el encuentro esperado de la madre (papel corto pero de gran nivel) ya plenamente recuperada de su locura transitoria y abriéndose camino de nuevo en la lucha de la vida y el hijo, que aunque duda, acaba aceptando un paseo reflexivo y en silencio por las calles de Tudela con la madre a la que quería matar, donde limpian las culpas y se perdonan.
En definitiva, cine francés actual para saborear, con un elenco bien elegido y película que te deja pensativo al final, como que faltan respuestas o quizás no, depende de las preguntas que se planteen.
¡En unos días nos vemos con más peliculas gays, besotes!
28 de Septiembre de 2014 | Carlos Dueñas @carloscerone 0 3287
© 2014 - 2024 Development by Clara Díaz Fonticoba. All Rights Reserved.