Hace unos meses se produjo un enlace entre dos chicas en mi pueblo. Esta vez vez las protagonistas fueron tres mujeres: las novias y la hija de ambas.
La historia de esta familia ya viene de antes. Como casi todas las parejas, que en un momento se enamoran, se ponen a prueba y deciden que lo suyo puede durar y formar un hogar, se plantearon la opción de ser Madres.
Una vez valorado, sopesado y vuelto a valorar, aunque en sus corazones la opción estaba clarísima, una de ellas decide quedar embarazada. La otra, no es ajena a todo el proceso, y como toda madre, se implica en la llegada de la nueva criatura a la familia. Lectura de libros, compra de ropita y accesorios diversos jalonan esas semanas de embarazo. Aviso a los familiares más o menos cercanos, más o menos conformes con la idea y entran en la valoración del nombre para el nuevo miembro de la familia, que una vez confirmada por las ecografías resulta ser una niña. Todo sería estupendo, pero la Legalidad y la Burocracia se imponen en determinados aspectos de la vida de esta familia.
Uno de ellos y no menos importante es el reconocimiento legal de ambas madres. Esto solo se logra con el Matrimonio de ambas, ya que si intentan la opción de Parejas de Hecho o de inscribir a la niña por parte de la “madre biológia” y luego que la inscriba la otra mujer, se topan con el problema de la Prefiliación y el que el Juez y /o encargado del Registro Civil lo admita. Esto no es un caso solo de parejas de madres, sino que en los caso de parejas de hombre y mujer no casados entre ellos, no siempre se reconoce la “paternidad” del varón, lo que en otro argot se llama “presunción de paternidad”. Así pues, en vista de la situación que se avecinaba, se pusieron en contacto con este Ayuntamiento, y tras no pocos paseos de ellas a los Registros y Juzgado de Paz de su localidad en la Comunidad de Madrid, se casaron en mi pueblo.
Es cierto que ellas siempre dejaron claro que solo se casaban por el tema de los papeles para su niña, pero ya que estábamos en ello, mi esposa y yo adornamos la ceremonia, a la que acudieron los familiares más próximos y qué decir tiene que las lágrimas afloraron a los ojos de los allí presentes. Y es que con estas chicas nos volcamos, porque todo hay que decirlo: desde que empezaron a mover los papeles, y el expediente estuvo firmado para ser trasladado, pasaron más de tres meses, y eso no tendría mayor importancia si no fuese porque la niña podía venir en cualquier momento. ¡Uf, no quiero ni pensar lo que hubiese pasado si el parto se adelanta! ¡Ya me veo yo a Ana diciendo a todo correr los Artículos que validan el Matrimonio, a ellas dando su consentimiento, la firma en el acta, la entrega de la Documentación y a la ambulancia esperando a las puertas del Ayuntamiento!
Menos mal que todo ha quedóen una posible historia, y que el matrimonio se consumó y la niña ya está con sus madres. Una niña que llegó a un hogar que la esperaba con los brazos abiertos, y la canastilla y los patucos y muchísima ilusión por parte de sus Madres.
26-07-2017 | Ciudad de Osos
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