¿De gais o lesbianas? Tradicionalmente las flores tienen unos significados basados en sus colores y sus especies, que pueden variar según cómo se las agrupe.
Culturalmente es fácil elegir flores para una boda. Las más habituales son las azucenas, la paniculata, los lirios… y los colores suelen responder al gusto de la novia.
¿Pero qué nos puede ayudar a la hora de elegir unos adornos florales en nuestra boda gay? Si nuestro estilo se aleja de lo pasteloso y buscamos un aire elegante y sobrio, más en sintonía con la modernidad de nuestra boda, pero os apetece darle ese punto tradicional que aportan las flores, estos consejos te pueden ayudar.
Es fundamental tener en cuenta el lugar de la ceremonia a la hora de escoger las flores (playa, montaña, campo…), la estación en la que nos encontramos (unas margaritas en invierno quedan raras), y el estilo de la boda (clásica, ibicenca, con chaqué…) así como la hora del día (por la mañana donde la luz es intensa, o por la noche donde tal vez debe priorizar la iluminación), y por supuesto vuestro gusto personal.
A los chicos les quedan mejor las flores de colores atrevidos y de líneas definidas. Los naranjas brillantes, los rojos intensos y granates, los amarillos luminosos y los azules vivos. Los blancos quedarán bien, siempre y cuando el tipo de flor no sea excesivamente delicado o arrugado. Evitaremos los tonos pálidos y suaves, y en la medida de lo posible las flores diminutas.
Los arreglos florales con aves del paraíso (tanto la variedad nicolai como la reginae), el bambú (en cañitas y en ramas), orquídeas, heliconias y otras flores resistentes y dramáticas quedarán perfectas en una boda gay.
Y si queremos ramos, los grupos compactos quedarán mejor que tallos sueltos.
Otra opción muy recomendable son las plantas. En verano, las aromáticas frescas siempre son un acierto, así como los ramos secos tanto de cereales (espigas, girasoles) como de aromáticas secas (lavandas por ejemplo), o las flores tropicales.
En invierno, las crasas, o los frutos de temporada (castañas sin pelar, piñas, calabacitas, etc.) son una alternativa sencilla y sobria. Y por supuesto no podemos descartar los adornos a base de frutas de temporada (naranjas, cerezas, mangos, kiwis en verano y uvas, manzanas de varios colores… en invierno).
Charo García
www.tubodaesunica.com
Técnico Superior en Protocolo y wedding planner.
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