En una extensa entrevista publicada en la ya desaparecida página web La Voz de Rusia, Dimitri Kiseliov responde a una serie de cuestiones, entre ellas, el porqué hizo los comentarios homóbofos que en medio occidente tuvieron tanta repercusión, y que a la par, consiguieron que como "ciudadano" no se le permita la entrada en la Unión Europea, aunque sí como periodista. ¡¡¡Cosas de la política!!!
—¿Entonces, las sanciones contra Usted no tienen nada que ver con la nueva agencia de información?
—Estoy absolutamente seguro de que se deben al programa Vesti nedeli, un producto mediático muy exitoso, un programa analítico que ofrece una visión diferente y es popular: lo corroboran los estudios de opinión pública. Vesti nedeli es un programa influyente en Rusia que promociona valores sanos y patriotismo sano. Estoy convencido de que las sanciones tienen que ver con él.
—En otros países también hay programas analíticos pero sus autores no se ven afectados por sanciones políticas. ¿Quizás sea consecuencia de alguna frase concreta pronunciada por Usted?
—Los analistas políticos suelen ser personas de cierta edad, como yo (en breve cumpliré los sesenta), de mucha experiencia y de larga trayectoria profesional. Los periodistas que reúnen estas características tienen derecho a opinar en un programa de televisión y lo hacen. Y la sociedad les presta oído, porque desde hace años se les conoce, se sigue su evolución y se confía en ellos. La confianza en este caso es una característica social. Cuanto más alto es el nivel de confianza, más posibilidades tiene el analista, pero también más responsabilidad. En cualquier caso, los periodistas que en las grandes potencias mundiales hacen estos programas son apenas varias decenas. Son pocos. Y todos, con mayor o menos éxito, se dedican a hacer lo mismo: exponer la información e interpretarla, y siempre desde la perspectiva de los intereses nacionales. ¿Resulta que unos sí pueden hacerlo y otros no? ¿Así piensan en la Unión Europea?
—Tal vez les haya molestado lo que Usted dijo con respecto a los homosexuales, que hay que "quemar o enterrar los corazones" de los gays muertos en accidentes de tráfico?
—Es una traición pura y dura a la libertad de expresión. En cuanto a los homosexuales, tengo una postura muy clara. La cultura gay tiene derecho a existir en Rusia, y de hecho existe. Pero es una cultura minoritaria y seguirá siéndolo. Porque una cultura minoritaria no debe ser impuesta a la mayoría, y menos de manera artificial, mediante la propaganda. No creo que la orientación sexual no tradicional sea una enfermedad. Tampoco creo que esté fuera del rango de normalidad fisiológica. En cambio, estoy convencido de que no está entre las normas sociales. Cada país tiene derecho a definir sus normas sociales. En Rusia una de ellas es el concepto de familia. Nuestro gobierno debe salvaguardar la familia por una razón tan importante como obvia: la crisis demográfica que atraviesa Rusia solo se superará si nacen más niños. Apoyar y propagar la cultura gay equivale a la autodestrucción. Pero no tenemos por qué aceptarlo.
—¿Cree que es algo que nos tratan de imponer desde fuera?
—Sí, nos quieren imponer algo que nos es ajeno. Hay múltiples ejemplos de ello, en particular, el uso, fuera del contexto, de mi frase sobre la necesidad de quemar los corazones de los homosexuales que se ha convertido en un tópico para generar hostilidad hacia Rusia. No renuncio a mis palabras y vuelvo a explicar su sentido. Fueron elemento de un guión para un programa donde se contrastaban opiniones con respecto al polémico tema de la prohibición de la propaganda gay. Se estaba discutiendo la propuesta de aplicar multas por empujar a los menores hacia la homosexualidad, porque hay que entender que los gays no se reproducen, deben reclutar a los jóvenes para nutrir sus filas. Lo hacen, por ejemplo, a través de las marchas gay: todos tan sonrientes y disfrazados, ¡qué divertido! La realidad de la comunidad LGBT es muy diferente. Los estudios revelan que la esperanza de vida entre los homosexuales está muy por debajo que la de una persona heterosexual. Según las estadísticas, son más propensos al suicidio y a la violencia sexual. Está reconocido que forman un grupo de riesgo en cuanto a la infección por hepatitis y VIH. Como las metodologías modernas no permiten detectar con absoluta seguridad la presencia del virus VIH en la sangre u órganos, en EEUU, en Canadá y los países de la Unión Europea está prohibido a los homosexuales ser donantes. Los argumentos para tal prohibición están expuestos en la página oficial de una organización tan respetada como Agencia de Alimentos y Medicamentos de EEUU (FDA, por sus siglas en inglés).
Tras pronunciar estas palabras, Dmitri Kiseliov saca Tres ensayos sobre teoría sexual, un libro de Sigmund Freud, lo abre en la página marcada y lee el texto subrayado: “La conducta sexual definitiva se decide solo tras la pubertad”.
—En esto se basa la prohibición de la propaganda de la homosexualidad entre los menores de edad cuya identidad sexual aún está por formarse. No niego que haya personas con una orientación homosexual predeterminada. Pero se trata de intentar salvar a los demás.
—¿Conoce Usted a gais? ¿Qué relación tiene con ellos?
—Tengo colegas gays. En su mayoría son hombres tranquilos que prefieren no ser el centro de atención. No suelen mostrar su orientación homosexual y nunca han manifestado hostilidad hacia mí. Yo no soy homófobo. Es Occidente al que no le gusta Rusia que a día de hoy esté registrando avances espectaculares: ése es el problema. Estamos avanzando, pese a que nuestra economía no crece tan rápido como nos gustaría. Pero la economía es cíclica y el auge siempre sigue al declive. Si existe un programa televisivo que apoya los avances de Rusia, ayuda a liberarse de traumas del siglo XX, entonces Occidente impone sanciones a su autor y acusa a Kiseliov de homofobia, antisemitismo, instigación a reducir a EEUU a cenizas, etc. No son nada sutiles.
—¿Cuál de las dos partes busca correr un nuevo "telón de acero" ahora?
—Hemos invertido los papeles. Rusia apuesta por la libertad de expresión, mientras que Occidente ya no lo hace. Se han producido cambios tectónicos en la civilización. En Rusia se puede abordar cualquier tema, existen canales televisivos, emisoras de radio y periódicos para todos los gustos, no se bloquea el acceso a internet. No hay ninguna obra literaria prohibida. Se publica todo, a excepción de lo que está directamente proscrito por la Constitución. El problema consiste en que los rusos destacan por sus altibajos emocionales. Para algunas personas hasta el vocablo 'patriotismo' es injurioso. La periodista de la radio Eco de Moscú, Ksenia Lárina, dice que el patriotismo le da ganas de “vomitar gusanos y huesos de las guindas”. Y nadie le prohíbe hacer tales declaraciones: siga Usted con éstas, Ksenia. Cuando la UE impone sanciones a unos y da apoyo a otros, y por ejemplo, recibe en el Parlamento Europeo a María Aliójina y Nadezhda Tolokónnikova (integrantes de la banda punk rusa Pussy Riot), que exigen también ampliar la lista de las personas y entidades a las que se deben aplicar las sanciones, queda claro ante el público lo que Europa promueve y lo que no. Los bailes ofensivos en una catedral de Rusia son buenos y necesarios para Aliójina y Tolókonnikova, pero la libertad de expresión está mal para el periodista Dmitri Kiseliov personalmente y para su programa televisivo que le gusta al pueblo ruso. “Vomitar gusanos” está bien pero nuestros corresponsales y periodistas que entienden lo que pasa en Kiev realmente e informan sobre el nazismo ucraniano son malos. Este sistema de valores es sorprendente. Mientras, Rusia se puede aprovechar de esto, porque pone de relieve quién lo dice y por qué decanta.
—El Ministerio ruso de Exteriores declaró que no iba a cerrar la entrada de periodistas occidentales a Rusia. Es decir, no se prepara una respuesta simétrica.
—Es evidente. Rusia supera a Occidente desde el punto de vista moral. Han pasado ya los tiempos en los que la libertad de expresión se infringía en la URSS, por ejemplo, en la época de Stalin. Hemos sobrevivido a los tiempos del "telón de acero". Esto podría parecer extraño, pero a día de hoy hemos intercambiado nuestros papeles. Rusia es antorcha de libertad de expresión. Unos pueden burlarse de esto como Ksenia Lárina, pero ella va a hacerlo libremente en directo, sin correr el riesgo de que Rusia o la UE le impongan sanciones. Porque en Rusia se puede aprovechar sin restricciones la libertad de expresión y hasta abusar de ésta, actuando contra el Estado y la patria. Así las cosas, las sanciones impuestas por la UE no están dirigidas, de hecho, contra mí u otras personas más en Rusia, sino contra los valores europeos en la propia Europa. De ese modo, la UE pone en evidencia que la libertad de expresión deja de formar parte de su sistema de valores.
..Y hasta aquí os contamos lo que opina este periodista. Si tenéis curiosidad por leer la entrevista entera, lo podéis hacer pinchando en el siguiente enlace:
http://spanish.ruvr.ru/2014_04_08/Dmitri-Kiseliov-El-comportamiento-de-Occidente-roza-la-esquizofrenia-4271/
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