Si pensábamos que las relaciones homosexuales estaban igual de aceptadas en todos los tipos de personas estábamos equivocados. Desgraciadamente, el estigma generado por la homofobia se agrava cuando va unido a otros estigmas sociales. Uno de ellos es el de la edad.
¿Sabías que las personas que se encuentran en un período de madurez (o la tercera edad) tienden a volver a esconderse en los armarios?
Así lo declara un estudio llevado a cabo por la FELGTB. Además, este "regreso a los armarios" va acompañado de la invisibilización que sufre el colectivo en el entorno sanitario en entornos hospitalarios.
Las cifras hablan por sí solas. Del total de la muestra (compuesta por personas que superaban los 55 años), el 50% era totalmente visible en su entorno más cercano cuando tenía entre 30 y 50 años. Por otro lado, un 39% reveló su orientación dentro de su círculo social (incluyendo el laboral).
Sin embargo, en el momento en el que cumplían la edad de 50 años la cifra cayó considerablemente.
Tan sólo un 24% continuó siendo visible dentro de su entorno laboral y un 30% entre sus amigos.
La cosa no queda ahí, porque el estudio además revela que cerca de la mitad de los encuestados ocultó a los servicios de salud cuál era su preferencia sexual. Además, esta invisibilización también se refleja en las ayudas sociales pues menos del 5% del total ha podido acceder a ayudas o recursos sociales para la tercera edad.
Nuestros mayores en la actualidad, también tiene algo en común. Todos ellos afirman que lo que más influye negativamente en sus vidas es el acoso y la discriminación sufridos a lo largo de toda su vida sólo por ser LGTB.
En realidad, los datos más escalofriantes son aquellos que pertenecen al universo emocional de los afectados. Cerca de un 30% no ha podido recibir ningún tipo de apoyo cuando lo ha necesitado.
Además más del 10% del total requiere apoyo psicológico o de cualquier otro tipo debido a las secuelas que le han quedado tras sufrir discriminación y ataques sociales continuos. De ellos, menos del 85% cuenta con un ser querido que le de calor y le haga sentir acompañado. Finalmente, un 11% del total se siente completamente solo en su vida.
Nos encontramos sin duda ante cifras escalofriantes y que sin duda reflejan que la discriminación continúa latente y cobrándose víctimas. En este caso, sus víctimas directas son las personas más vulnerables de la sociedad: La tercera edad. Aquellos que vivieron una discriminación más violenta en el pasado y que además siguen teniendo que recurrir a ocultarse como un mecanismo de “supervivencia".
Sin duda nos queda mucho por hacer y sobre todo en lo que respecta a visibilizar a las víctimas más vulnerables del heteropatriarcado y el sistema machista que nos ha oprimido desde la antigüedad.
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