La Carta de Naciones Unidas, la Declaración Universal de Derechos Humanos y la Constitución de Uganda reiteran que todos los seres humanos son iguales en dignidad y derechos y nadie puede ser discriminado ni privado del disfrute de una vida plena. Pero el firmante de una norma que persigue y condena a cadena perpetua a los homosexuales preside desde ayer la Asamblea General de la ONU, un auténtico contrasentido, según informan en el diario El Mundo.
Sam Kutesa, el hasta ahora ministro de Exteriores ugandés era el candidato del Gobierno de Kampala y la Unión Africana para sustituir a John William Ashe. El secretario general, Ban Ki-moon, no quiso hacer comentarios y recordó que la elección del presidente de la Asamblea es competencia de los Estados miembros, pero el coreano ya se posicionó en contra de la norma cuando fue aprobada hace cuatro meses. Desde ayer preside la Asamblea de la ONU uno de sus firmantes, como ya informamos en nosgustas.com hace unos días.
¿En qué consiste la llamada ley antihomosexuales de Uganda? La enorme influencia de las nuevas iglesias evangelistas, con pastores radicales y populistas que se han hecho millonarios con la recogida de generosos cepillos, es la clave para entender esta persecución a las lesbianas, transexuales y gays en este país anglófono. Algunos sacerdotes poseen hasta jet privado, como David Oyedepo, cuya fortuna personal se estima en 150 millones de dólares.
Alimentados económica e ideológicamente por lobbies cercanos al Tea party de EEUU, estos colectivos impulsaron una norma en 2009 que preveía pena de muerte para aquellos que tuvieran relaciones con personas del mismo sexo. Finalmente el presidente Yoweri Museveni y sus ministros acabaron aprobando en diciembre del pasado año una ley que cambiaba la pena de muerte por la cadena perpetua. Pero la persecución impune de homosexuales había empezado antes: varios periódicos y revistas comenzaron a publicar fotos y nombres de los activistas gays para acusarlos de "sodomizar adolescentes", "impulsar la propagación del VIH" y de "pertenecer a instituciones malignas". Estas maniobras buscaban criminalizar la homosexualidad. Y lo consiguieron. La persecución ha alcanzado límites mafiosos desde el año 2011. El bloguero y activista David Kato apareció retratado en la portada del periódico local 'Rolling Stone' (nada que ver con la popular revista musical), bajo el título: "Colgadlos, van a por nuestros hijos". Meses después un hombre entró en su casa de Kampala y le disparó dos veces en la cabeza. Hoy pasar a la clandestinidad es la única posibilidad para estas personas.
Human Right Watch denuncian que muchos homosexuales son repudiados por sus familias, expulsados de la sociedad y finalmente acaban suicidándose.
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