El coronel Joaquín Enrique A., condenado a 33 años de cárcel por asesinar y descuartizar a su esposa en septiembre del 2009, terminó siendo clave en el fallo del Tribunal Administrativo del Caquetá que ordenó reintegrar a la Policía a un oficial que fue retirado de la Fuerza Pública por ser homosexual.
Según el expediente, Joaquín Enrique A. dio testimonio sobre la preocupación de sus superiores por las tendencias sexuales del teniente William Hernando V., quien finalmente fue retirado en marzo del 2007 por facultad discrecional.
A. dijo que en marzo del 2006 el comandante de la Policía de Córdoba, coronel Jaime Orlando V., le preguntó sobre las inclinaciones sexuales del teniente porque había recibido información de que era homosexual.
A. respondió a su superior que no tenía ninguna información sobre eso, pero días después otro coronel lo volvió a interrogar sobre el comportamiento de Willian Hernando. Él insistió en que no había ninguna queja de los 600 hombres bajo su mando.
“El señor coronel me manifestó que estuviese muy pendiente de esa clase de comportamientos porque él no iba a permitir ninguna actuación homosexual de los miembros de la Policía que tenía bajo su mando”, informó A. en el proceso.
Agregó que, cinco meses después, el coronel volvió a insistir y dijo que “había informado al mando superior y ya en esa oportunidad manifestó que había solicitado que se le aplicara la facultad discrecional de retiro y su traslado de esa unidad”.
En el proceso, los representantes del Ministerio de Defensa y la Policía intentaron descalificar el testimonio de A., pero el Tribunal consideró que tenía plena “credibilidad y validez”.
“¿Por qué no? ¿Por su posición de condenado? Lo manifestado por el coronel A. corresponde a vivencias propias como superior jerárquico en el departamento de Policía en Córdoba; no existe ninguna relación con los hechos por los que fue condenado”, señaló el Tribunal.
Igualmente, la sala de decisión consideró que en el acto administrativo con el que fue retirado el teniente Willian no se encontraba ninguna razón o motivación para justificar la decisión.
Los magistrados señalaron que el testimonio del coronel A. permitió “colegir que hay serios indicios de que la verdadera razón, oculta y subrepticia, para proceder al retiro (de A.) fue su condición sexual”. Según ellos, ese testimonio permitió evidenciar el “abuso y desviación de poder” que llevó al retiro del uniformado y dijeron que “no es posible ningún tipo de discriminación, ni trato desigual a la luz de las normas legales” en ninguna entidad del Estado.
En el expediente figuran dos condecoraciones, tres menciones honoríficas, 35 felicitaciones y 150 anotaciones de registros positivos que había recibido el teniente por el buen cumplimiento de su trabajo en zonas complicadas de orden público antes de su retiro.
En la decisión del Tribunal, que deja en firme el fallo del juzgado segundo administrativo de Florencia, se ordena que se pague a Willian los sueldos y prestaciones sociales que dejó de recibir desde el momento de su salida de la Policía.
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