La gente de La Gaceta, un medio de comunicación español nos tiene acostumbrados a la publicación de artículos y programas de televisión en los cuales la LGTBfobia campa a sus anchas. En muchas ocasiones la lectura es graciosa, en otras, dan mucha pena. Señores y Señoritas (como seguro lo decís vosotros con ese toque antiguo que da un poquitín de miedo), los Derechos Humanos están por encima de la Ideología Política o Religiosa. ¿Podréis entenderlo algún día? ¡Probablemente no!
El artículo TRÁNSFOBO de hoy se titula "La ‘monstruosa’ ley de cambio de sexo aprobada en Grecia".
¿Monstruosa? Leamos y descubramos. Obviamente debéis de leer este tipo de artículo entre comillas, entre miles de comillas. Ya sabéis que a la hora de explicarse, son muy convincentes, pero de entrada, no os dejéis convencer. Podéis estar a favor o en contra de esta ley, pero no os baséis exclusivamente en lo que dice esta gente.
Casi todos los países europeos han acabado claudicando ante las presiones del lobby LGTB, que se afana en expandir sus postulados por todo el orbe. El último de los Estados en sumarse a esta general claudicación ha sido Grecia, cuyo parlamento ha aprobado una ley de cambio de sexo de naturaleza similar a las que se han venido promulgando en los últimos años en distintas comunidades autónomas españolas.
La controvertida ley griega, que se ha aprobado con mayoría abrumadora en el parlamento después de que Tsipras manifestase públicamente su apoyo, otorga reconocimiento legal a los cambios de sexo sin más condición que el deseo del solicitante. De esta manera, permite, inspirada por la filosofía voluntarista que domina nuestra época, que cualquier persona mayor de quince años que lo desee cambie su sexo legalmente.
El primer ministro griego, Alexis Tsipras, se ha pronunciado respecto al hecho de que la ley atente contra las enseñanzas sobre la familia de la Iglesia Ortodoxa (Santa Tradición), que goza de notable influencia en el país heleno. ‘Absolutamente ninguna Tradición, ninguna percepción de la familia, llama a la gente a ser marginada o arrojada a un abismo social e institucional’, ha asegurado Tsipras tergiversando la doctrina de la Iglesia Ortodoxa.
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