Un interesante artículo de opinión firmado por Martín Olmos y publicado por elcorreo.com, con el título "Por rojo y por maricón" ha despertado a un@s cuant@s, que como siempre, insisten en afirmar que estas historias pasadas no hay necesidad de "recordarlas". Nosotros os dejamos parte de este artículo para que opinéis.
"""Fue costumbre del lugar acabar las noches de zambra, pitarra y tablao yéndose a cazar maricas al pase, como al pichón, o a la montería, como al jabalí de alance, echándoles los perros para apartarlos de la querencia y matándolos a palos. Fue costumbre del lugar cazar al palomo cojo. Al marica le dicen también violeta y bujarrón, y el padre Pedro de León (1544-1632), cura jesuita, confesor de los presos de la Cárcel Real de Sevilla y catequizador de putas, le llamó mariposilla porque decía que "andan revoloteando por junto a la lumbre y así los que tratan de esta mercaduría una vez quedan tiznados en sus honras vienen a parar al fuego". El padre Pedro de León dejó escrito en el Apéndice de los Ajusticiados de su ‘Compendio’ de uno al que quemaron en junio de 1579 por ejecutar con una borrica y a la borrica la ahorcaron, qué culpa tendría el animal.
Al marica contemporáneo del padre Pedro de León le daban potro, azotes, exhibición en la plaza y la hoguera. Lo dejó comentado Quevedo: "Y al fin todos los demás miembros del cuerpo han holgado, y el culo es tan desgraciado que sólo una vez que se quiso holgar lo quemaron" –‘Gracias y desgracias del ojo del culo. Dirigidas a Juana Montón de Carne, mujer gorda por arrobas’ (1620)–. A los maricas recomendaba caparlos el rey visigodo Chindasvinto. A los maricas les dicen también sarasas, pulgas y truchas, porque nadan a la contra de la corriente. A la huelga del culo le dicen entrar por la puerta de atrás, que es por donde generalmente se sale cuando no se pretende alborotar. Le dicen también batear con la zurda, pero es americanismo que proviene del juego de la pelota.
El artículo 83 del décimo título (el dedicado a los crímenes militares y comunes, y penas que a ellos corresponden) de las Reales Ordenanzas dictadas por Carlos III en 1768 recoge el crimen nefando augurando que "el que fuere convencido de crimen bestial o sodomítico será ahorcado y quemado". El general Primo de Rivera castigó la homosexualidad con una pena de dos a doce años de sombra, multas de mil a diez mil pesetas y la inhabilitación para la función pública durante un periodo de seis a doce años (artículos 69 y 616 del Código Penal de 1928).
Al marica le despenalizó la República, siempre que no oficiase en el cuartel, pero en las fiestas del santo le siguieron tirando a la fuente los mazorrales de la labranza cuando se cocían de pitarra porque el campo da hombres de barba cerrada. El general Franco dejó las cosas como estaban después de la guerra porque si quería entrullar a un trucha sólo tenía que recurrir al expediente de ‘escándalo público’, hasta que en 1954 incluyó en la Ley de Vagos y Maleantes a los homosexuales junto a "los rufianes y proxenetas, a los mendigos profesionales y a los que vivan de la mendicidad ajena, exploten menores de edad, enfermos mentales o lisiados", con lo que fue costumbre del lugar acabar las noches de zambra, pitarra y tablao yéndose a cazar maricas al pase o a la montería. Hoy sigue siendo uso en Rusia porque la estepa da hombres de barba cerrada, como en nuestro mazorral agrario.
Para terminar de leer el artículo, dedicado a "La Miguela", osea, Miguel de Molina (según afirma el autor) lo podéis hacer pinchando aquí.
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