La tendencia homosexual de Adolf Hitler se ha discutido muchas veces. El homoerotismo de las terribles SS, es incuestionable, hombres jóvenes, musculados, rubios, de ojos claros....
Y el hablar del 'homosexualismo' del Partido Nazi indicando 'sutilmente' que por este motivo eran malos, malísimos de la muerte, es algo a lo cual estamos acostumbrados.
Pero cuando esta información viene en una página web cuyo motivo de existencia es hablar de religión, y sobre todo de la religión católica en España, pues tengo que reconocer que me pica un poco.
La página web se llama religionenlibertad.com, y con el títulazo:
Las temidas SA, el «lobby gay» del nazismo: así cambió la actitud de Hitler hacia la homosexualidad
nos trae un texto que mezcla historia, cultura, realidad y homofobia sutil.
Durante la Segunda Guerra Mundial, numerosas personas homosexuales murieron en campos de concentración nazis. Un hecho que habría sorprendido a algunos de los iniciadores del movimiento hitleriano tan solo unos años antes, porque varios de sus dirigentes eran conocidos por su homosexualidad. Lo recuerda Luigi Strippoli en un artículo publicado en La Nuova Bussola Quotidiana que resume esta historia con nombres y apellidos.
Strippoli aborda la cuestión a raíz de algunas informaciones tendenciosas que han pretendido vincular la masacre de Orlando con la posición católica favorable al matrimonio. Strippoli ve también un interés falsario viajando hacia atrás en la historia:
¿Qué sabemos acerca de la relación entre nazismo y homosexualidad? A inicios del siglo XX, Alemania poseía una característica que la hacia única: gozaban de gran difusión, mucho más que en otros países, la astrología, las doctrinas de la reencarnación, las asociaciones nudistas y vegetarianas, y las comunidades homosexuales.
Muchos de estos ingredientes los volveremos a ver, combinados de otras formas, en la vida de algunos jerarcas. Hitler, por ejemplo, era vegetariano, creía en la reencarnación y consultaba a magos y horóscopos; Rudolf Hess era una apasionado del magnetismo, de la hipnosis, de drogas de naturaleza homeopática y de péndulos de adivinación...
Expansión de la homosexualidad en Berlín
En la ciudad de Berlín la homosexualidad, escribe el gran historiador judío y homosexual George Mosse (1918-1999) en el estudio más célebre sobre el tema, Nationalism and Sexuality [Nacionalismo y sexualidad], es ostentosa y "los bares para homosexuales pasaron de cuarenta en 1914 a ochenta en 1929". La homosexualidad, junto al nudismo, goza de gran prestigio; éste se mantendrá en los campos de los jóvenes SS, en buena parte del mundo militar y nacionalista alemán.
Esto es debido, ciertamente, a las experiencias de camaradería entre hombres propias del ejército y después de la Gran Guerra, pero también por la convicción, difundida por algunos escritores homosexuales, de que "el espíritu de camaradería" de los homosexuales hace de ellos "los mejores soldados". Para estos defensores del orgullo homosexual, los homosexuales constituyen "la flor de la virilidad" y sus cuerpos desnudos son símbolo de fuerza, coraje, desprecio de los pseudo-valores burgueses y cristianos (pudor, discreción...). Los movimientos nudistas y homosexuales alemanes, observa Mosse, se sitúan normalmente a la derecha, predican una visión anti-femenina, propia de gran parte de la cultura nacionalista, y profesan doctrinas racistas.
El caso de las SA de Ernst Röhm
Personalidades como el escritor Hans Blüher, el artista Elisar von Kupffer o el médico Karl-Günther Heimsoth (inventor del término "homofilia") simpatizan abiertamente con el partido nazi, que entonces puede contar sobre un brazo armado, las SA, guiado por personalidades notoriamente homosexuales. El jefe de las SA, el hombre más poderoso del partido junto a Hitler, es Ernst Röhm: un famoso homosexual, como muchos otros jefes de las SA.
Escribe Mosse: "En 1932 Hitler había defendido con firmeza a Röhm cuando éste fue úblicamente acusado de corromper a la juventud abusando de su grado de comandante para seducir a algunos de sus hombres".
Hitler sabe perfectamente que entre los jóvenes seducidos y atraídos por él y dispuestos a seguirle hasta la muerte hay, como refiere también Joachim Fest en su El rostro del Tercer Reich, muchos homosexuales. Fest, uno de los historiadores más famosos y cualificados acerca del nazismo, subraya "la impronta típicamente homosexual de las SA" y resalta el hecho de que los primeros nazis eran normalmente personas apátridas y desarraigadas que desdeñaban "los vínculos sólidos y, por lo tanto, la relación con una mujer y la familia"; en la mujer veían sólo el medio para procrear y en el amor homoerótico una dignidad superior.
Esta unión entre homosexualidad y nazismo es denunciada en la época tanto por los opositores de izquierdas, como por polemistas católicos, y será confirmada por la historiografía sucesiva (y por películas como La caída de los dioses, de Luchino Visconti, famoso homosexual, que sin embargo presenta la degeneración moral nazi y la práctica de la homosexualidad como relacionadas entre ellas).
La ruptura y el viraje
Si todo esto es verdad, ¿qué deteriora esta relación?
Los historiadores conocen bien la sucesión de los hechos: una vez que el nazismo llega al poder, entre Hitler y las SA que lo han acompañado hasta ese punto nace una fuerte rivalidad. Ernst Röhm, el hombre más fuerte del partido después de Hitler, aspira a un diunvirato y quiere imponer su visión, menos cauta que la de su amigo Adolf, acerca de las relaciones con el ejército regular, la economía, la burguesía alemana...
Para terminar de leer el articulo completo, pinchad aquí.
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