Hola, os voy a explicar brevemente el porque del título.
Os conté hace semanas mis problemas con mis vecinos por el barrio donde vivo pero no os conté todo. Cuando me trasladé aquí me traje a mi perro y a mi gata pues son parte de mi familia.
Con el paso de los años, vivir en una casa de la que disfrutamos de dos horas de luz natural, trajo sus consecuencias. Luna, mi gata, sufrió una enfermedad que la dejó sorda y tuvimos que dejarla con mi hermana, ya que mientras, había un nuevo miembro en la familia, Rufus, un gato cariñoso pero que con la gata no llegó a congeniar.
Y Dunkan, el perro, de repente, se hizo mayor. Pero también descubrimos que cambió su forma de ser...
Tardé poco en descubrir cual era el problema. A mi me extrañaba encontrarme que el perro se hubiera hecho sus cosas en casa cuando no estábamos y que estuviera en un estado de ansiedad que asustaba.
Un día, oí ruidos en la puerta, miré por la mirilla y estaban los niños de mis vecinos empujando la puerta y diciendo: "perro! Guau! Guau!". Luego empezaron con el timbre para pasar a aporrear la puerta. Dunkan en ese momento estaba histérico perdido. En ese momento abrí la puerta y salieron corriendo.
Pero esto se repitió mas veces hasta el punto que el perro se ha quedado medio sordo y no se dejaba tocar por nosotros, pues encontrar toda la casa llena de sus necesidades no era nada agradable. Hace unos meses hablé con Una Ong de aquí para que me ayudaran porque decidimos buscarle un hogar nuevo después de estar conmigo 11 años, pero yo no podía verle sufrir mas.
Esta semana pasada alguien contactó conmigo. Una señora francesa que vive en un pueblo cerca de aquí. Se interesó por el tema y me pidió quedarse el perro unos días y probar por si se adaptaba bien o mal. Acepté pues ya os he contado que nuestra situación no es muy agradable, dos gais viviendo en un barrio marginal y vecinos homofóbicos.
Lo dejé allí el pasado viernes y quedamos en hablar pasados unos días. Dunkan se ha adaptado de maravilla, en poco tiempo ha pasado de ser un perro con ansiedad a un perro tranquilo. Ella me ha preguntado: "¿lo echas de menos?". Y claro que si, pero no puedo jugar con la salud de un perro, de alguien que ha sido mi hijo y que por la presión que nos hacen esto no podía solucionarse de otra manera.
El ahora es feliz, yo... De una manera incierta también.
Ya os contaré cual es el siguiente movimiento de mis vecinos, por de pronto ayer nos preguntaron algunos, que son caras nuevas pero nos conocen bien, que si éramos hermanos, al no contestarles respondieron: "pues no, no lo son", y se echaron a reír. Ya veremos el resultado de todo esto.
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