Los "nuevos géneros" bajo la lupa: ¿más confusos y en contra de la espontaneidad? De transmasculino a neutrois, las aplicaciones de citas proponen 37 categorías para definirse y abren el debate,las cifras que nos toman el pulso.
Transmasculino. Berdache. Andrógino. Neutrois. La lista sigue (de hecho, hay 37) y es la que propone la app de citas Tinder para que una persona se defina, desde el punto de vista de su de género, frente a los demás. Desde que se instaló fuertemente el tema de la identidad, ha habido un acuerdo social casi unánime para salir del binomio hombre/mujer, que resultaba obsoleto y discriminatorio, e incluir otras orientaciones que den cuenta de la multiplicidad de identidades en torno a la cuestión de género.
Sin embargo, la ampliación no deja de resultar polémica para muchos especialistas, que señalan que no existe ningún tipo de aval científico detrás de muchos de estos nuevos géneros e incluso se quejan de que siembran más confusión en torno a una cuestión tan compleja. Otros apuntan directamente a que detrás de esta multiplicidad de orientaciones hay nada más ni nada menos que un interés marketinero que persigue la máxima comercial "divide y venderás"
"En el listado de categorías, tal como lo presenta Tinder, hay una gran confusión entre orientación sexual e identidad sexual -plantea Viviana Wapñarsky, psicóloga y sexóloga clínica-. Una cosa es quién nos atrae y otra quién soy (en cuanto al género e identidad). Me parece que con el afán de querer abarcar mucho, han mezclado todo y crean más confusión", sostiene la especialista en sexología, miembro de la Comisión Directiva de la Sociedad Argentina de Sexualidad Humana (SASH).
"Por otra parte -sigue Wapñarsky- estas categorías desafían a quien usa la app a tener que encasillarse en algún lugar cuando los sexólogos estamos luchando para abrir las cabezas, sacar etiquetas y vivir de manera libre la sexualidad. Si bien es cierto que pertenecer a alguna categoría preestablecida tranquiliza, porque así entiendo que no soy el único y que hay otras personas que les pasa lo que me pasa a mí, se corre el riesgo de hacer nuevamente rígidas estas concepciones".
Desde Tinder, sin embargo, niegan que estas etiquetas sean rígidas. Junto con la actualización Transgénero Inclusiva que lanzaron en los Estados Unidos, Reino Unido y Canadá hace un año, y en países europeos como Francia, Alemania y España en junio pasado, sumaron una función que permite a sus usuarios agregar información sobre su identidad de género.
"En un esfuerzo por hacer de la aplicación una plataforma más inclusiva, Tinder trabajó con diferentes ONG en cada uno de los países para incluir una lista de sugerencias de géneros cuando los usuarios comienzan a escribir su preferencia de género. Pero también pueden utilizar el término que mejor refleja su identidad de género, incluso por fuera de la lista, para ir más allá de los límites de las etiquetas y expresar mejor quiénes son. Desde la pantalla de configuración, los usuarios pueden agregar el término que mejor describa su identidad", explican desde la app más popular de citas.
Tinder no es la única que amplió las posibilidades en torno a preferencias y/o identidades sexuales. Entre las 11 orientaciones sexuales que plantea OK Cupid, otra app que es sobre todo muy utilizada en Europa, incorporó a su listado "sapiosexual", es decir, la atracción hacia personas exclusivamente por su intelecto y no por su atractivo físico. Enseguida, muchos salieron a cuestionar la validez científica de esta "nueva" orientación sexual. Sin embargo, la app incluye también categorías socialmente más reconocidas como "demisexual" (personas que no experimentan atracción sexual a menos que formen un vínculo emocional fuerte con alguien) o "pansexual" (la atracción sexual, romántica o sentimental se produce hacia otras personas sin entender o distinguir de géneros ni de orientaciones sexuales concretas).
En este sentido, el médico psiquiatra y sexólogo Walter Ghedin cuestiona hasta qué punto este abanico de identidades y expresiones sexuales que efectivamente existen pueden servir para facilitar un encuentro sexual: "Lo que plantea Tinder no es un invento, existe. El mismo colectivo Lgttbiq lo sintetiza en su sigla (lesbianas, gays, transgénero, transexuales, bisexuales, intersexuales), además de las personas cisgénero (acuerdo entre el sexo biológico y autopercibido). Sin embargo, tantas alternativas incluidas en los perfiles de contacto le quitan espontaneidad y expectativas al encuentro -sostiene-. Para el usuario, con sólo pensar que puede optar entre 37 opciones y buscarse entre ellas, algunas bastante confusas, por cierto, ya es un trabajo, además de construir un perfil general que sea atractivo. Si bien con este abanico de posibilidades se anula cualquier tipo de discriminación y se presenta la diversidad sexual al contexto social general -cosa que apruebo-, condiciona al usuario a que su identidad y gustos sexuales queden circunscriptos a un nombre, que además de identificar, tipifica. La conducta humana es tan vasta y compleja que reducirla a un dato de un perfil va en detrimento del misterio y la libertad que todo encuentro con otro supone".
Wapñarsky, en tanto, asegura que aunque se comparte, en teoría, la misma categoría, es imposible que la experiencia sea la misma: "Yo soy una convencida de que hay tantas sexualidades como personas, y aunque pertenezcamos a una misma categoría cada uno lo vive de manera singular. Así lo transmito en la clínica; si viene un paciente y me dice: «Yo soy homosexual», le pregunto qué significa para él y cómo lo vive. Para mí las categorías preestablecidas nos llevan a prejuzgar al otro sin quererlo y a la hora de conocer a alguien eso puede coartar muchas posibilidades. Por eso, aunque aplaudo la idea de no discriminar, creo que las categorizaciones son un arma de doble filo, que paradójicamente pueden terminar cerrando puertas en lugar de dar la posibilidad de abrir mentes. Y, además, tener que definirnos en un casillero puede causar mucha angustia".
¿Puro marketing?...
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