Salgo a bailar con mis amigos un domingo por la tarde. De repente cruzo mi mirada con la de un chico que me gusta. Él no lo sabe, pero me gusta. Y como me gusta, le sigo en Instagram. Le doy like a casi todas sus fotos y veo sus stories regularmente. Él también me sigue. También me da likes y de vez en cuando incluso me comenta alguna foto. Nos reconocemos y me acerco a saludarle. Él me corresponde con su mejor sonrisa.
Instagram se ha convertido en una plataforma en la que los hombres gais hemos creado comunidad. La usamos incluso para ligar y no en vano he encontrado comentarios en Facebook de usuarios que ya en 2013 decían que “Instagram es el nuevo Grindr”.
Aplicaciones como Grindr o Scruff, entre otras, nos permiten acceder a sexo fácil y rápidamente gracias a la geolocalización con una sola foto, una breve descripción de quienes somos y un checklist de nuestras prioridades. Compartimos más fotos y con un breve intercambio de palabras podemos disfrutar de sexo lúdico. Tinder y Planet Romeo van un poco más allá. Nos permiten ver varias fotos de una persona sin necesidad de pedirlas. Nos ofrecen un listado de gustos personales e incluso características específicas como fetiches e intereses sexuales.
En Grindr te encuentro por sorpresa, pero en Instagram te voy a buscar. Con intención, sí, porque Instagram nos ofrece mucho más. Cada foto que publicamos dice quiénes somos, qué nos gusta, quienes son nuestros amigos, qué nos preocupa y en qué ocupamos nuestro tiempo, aunque no aparezcamos en el encuadre. Así es como cada foto por sí sola y cada foto unida con la siguiente y la anterior crea un relato de nuestra existencia. Retrata nuestra atmósfera y nuestras inquietudes. Nuestra cotidianidad se muestra relevante para nuestros amigos, pero también para otros hombres que no nos conocen.
¿Y por qué los hombres gais hemos reinterpretado Instagram creando una extensa comunidad e incluso convirtiéndolo en una plataforma que facilita tener citas reales? Por varias razones.
Para terminar de leer el intersante artículo publicado en la página web laplumainvertida.com, pinchad aquí.
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