En la página web diariosigloxxi.com, y firmado por Miguel Massanet nos explican por qué Catalunya es una región española que está a punto de aparecer en el limbo del sinsentido.
En su artículo, titulado "Cataluña, pionera en pagar el cambio de sexo", se nos demuestra lo fácil que es mezclar churras con churros, y Meninas con tampones sin ningún tapujo, afirmando cuestiones falsas y ofreciendo la información equivocada. ¿Hace cuantos años que Andalucía acepta el cambio de sexo en la Seguridad Social?, por poner un ejemplo.
Desde estas páginas os haré un pequeño extracto de todas las simplezas bárbaras que este buen hombre opina:
Es evidente que si hay una comunidad en la que el tema del sexo está más al día ésta es, sin duda, la comunidad catalana. El prurito de estar a la vanguardia en todo lo que, una parte importante de los catalanes, deseosos de destacarse, de ser distintos del resto de ciudadanos y de sobresalir por encima del resto de los españoles, aunque, para ello, deban mostrarse más independientes, más progres, más ateos y laicistas, menos convencionales o más librepensadores; les lleva, en ocasiones, a convertirse en verdaderos adalides, no sólo en el territorio español sino, incluso, en el resto de Europa, en la aceptación, propagación, acogimiento e integración como propias de ciertas fórmulas de convivencia, de nuevos modelos artificiales de familias, de prácticas novedosas de relaciones sexuales y de arquetipos de uniones antinaturales, avalados por un una filosofía relativista, basada en que todo lo que la mente humana puede llegar a concebir les está permitido a los hombres llevarlo a la práctica.
...los límites religiosos y las costumbres heredadas de los ancestros han dejado de estar vigentes, para dejar paso a un “vive como quieras” donde todo está permitido y ello ha supuesto un cambio radical, no sólo en el aspecto familiar sino en toda la legislación basada en las relaciones, interacciones y modelos familiares que rompen con los que han estado vigente hasta ahora. Han surgido un número casi incontable de uniones en las que el género ha dejado de ser la base fundamental del matrimonio a la antigua usanza para ser sustituido por una serie de posibles combinaciones, cada una de las cuales no va a quedar más remedio que contemplarlas dentro de un remozado derecho civil que los abarque.
Es evidente que, este tipo de relaciones, a los que ya peinamos canas y fuimos educados en otros principios y actitudes morales, nos parecen verdaderos atentados contra la lógica, las leyes de la naturaleza, el mismo sentido común y un juicio estricto de la más elemental higiene pública. Si la equiparación de la homosexualidad con la heterosexualidad, ya carece de la menor justificación derivada de las diferencias físicas entre uno y otro género, el que se estén defendiendo que niños de pocos años, sin la experiencia ni las condiciones intelectuales para poder prever cuáles serán, en un futuro, sus tendencias sexuales, sean ya inducidos a tomar decisiones, incluso de cambio de sexo, que pueden significar cometer un error que puede afectarles durante todo el resto de su vida.
Es obvio que Cataluña se ha convertido, aparte de ser la comunidad que intenta separarse del resto de España, en la autonomía en la que se viene permitiendo y fomentando toda clase de aberraciones antinaturales, que el sentido comercial innato en los catalanes ha sabido convertir en uno de los negocios más florecientes; como ha sido el caso de los hoteles y restaurantes especialmente concebidos para atender a los visitantes homosexuales. Aquí es donde las interrupciones del embarazo a cargo de clínicas abortistas, tiene menor rechazo popular y aquí es donde se intenta convertir las operaciones de cambio de sexo en un motivo más para ser incluidas en la protección de la Seguridad Social y, naturalmente, que se considere comprendido entre las prestaciones gratuitas a cargo de las cotizaciones de los trabajadores y empresas...
Para leer el resto del estúpido artículo, según mi criterio (lo de estúpido), pinchad directamente aquí y disfrutad de la homofobia, la transfobia y las falsedades que se destilan en este artículo.
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