Los franceses Ducastel y Martineau retratan en tiempo real el encuentro entre dos jóvenes en la madrugada parisina.
Primero fue Antes de amanecer (1995), la primera pieza de la saga de Richard Linklater sobre la química, el amor, el azar y el tiempo. Weekend (2011), de Andrew Haigh, repitió la fórmula, solo que en vez de un chico y una chica que se encuentran de manera fugaz (y definitiva) en Viena, se trataba de dos chicos que pasaban una noche cualquier juntos, en el apartamento de uno de ellos. Se mostraban, entonces, problemáticas propias del colectivo: el silencio, el miedo, las particularidades de la escena homosexual masculina. Théo y Hugo. Paris 5:59 añaden ahora un elemento más a esa combinación: el sexo.
Los directores franceses Olivier Ducastel y Jacques Martineau sitúan a sus amantes en una sauna en la madrugada parisina. A partir de ese encuentro, húmedo y explícito, la cámara sigue a los protagonistas (Gaël Blondet y Pierre Desprats) en tiempo real. El espectador ve cómo se disipa la serotonina y otras sustancias para dar paso al miedo. ¿La oscuridad del primer encuentro permite también una historia a la luz del día? ¿Por qué es tan aterrador ese deseo? ¿Hay algo detrás de la sorpresa del primer encuentro?
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