Para ser gay necesitas ser guapo, ir al gimnasio, estar al tanto de las modas, escuchar a Ariana Grande, Taylor Swift, Sam Smith y asistir a esos festivales de música hipster que sólo Satanás sabe si estarán buenos o no; salir de fiesta los fines de semana, ser popular, vestirte con estilo, pintarte el cabello de colores ridículos, tener una cuenta en Grindr, tener perforaciones en lugares cada vez más insólitos del cuerpo humano, uno que otro tatuaje…
Para ser gay no se necesita nada de eso, pero, ¿entonces por qué pareciera que es así?
«Es que se puede ser gay siempre y cuando no estés feo» fue lo que me dijo un amigo con el cual discutía el tema. No tenía palabras para expresar mi total desacuerdo al respecto, pero poco después me pregunté a mi mismo: «¿Y qué tal si es cierto?»
Los gays tenemos el estereotipo de ser guapos y superficiales, un estereotipo con el cual muchos están dispuestos a seguir y que portan como mantra.
Es impresionante lo que alguien es capaz de hacer con tal de ser aceptado por un grupito de personas, por una comunidad cada vez más egocentrista y elitista. Y es que una persona es capaz de renunciar a sí misma, a su unicidad y a su identidad con tal de encajar en un lugar, con tal de ser aceptada.
Si vamos a dar ejemplos de lo que quiero decir, mírate y obsérvate si eres actractivo, si te sientes que no lo eres ¿algo estarás haciendo bien? La idea es que no interesa esos tipos de prototipos homosexuales, pero, ¿por qué a veces son importantes ? Tal vez la sociedad nos obliga a hacerlo o acaso cuando quieres ir a un bar reconocido de cualquier ciudad no buscas la mejor ropa, zapatos accesorios porque tu sabes que feo, pero no mal arreglado. Ah, si ves cómo si es importante ser lindo en nuestra comunidad.
Aunque no solo eso involucra de lo que hablo si no también la forma de ser, costumbres, hábitos, etc. De ahí también parte si eres feo o lindo, ¿no les pasa que conocen a un man lindo pero es ORDINARIO en hablar o expresarse?.
Para terminar de leer el interesante artículo de opinión firmado por Andrés Pérez en el blog conlaorejaroja.com, pinchad aquí.
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