La Ribera del Duero, buque insignia de la provincia, territorio de viñedos y ondulaciones suaves bañado por las aguas del Duero, en cuyas márgenes se ubican algunas de las más afamadas bodegas vallisoletanas. Fue el Císter quien trajo hasta esta ribera las primeras cepas, iniciando así la costumbre de un cultivo que vive hoy momentos de gran empuje.
Los pueblos que bordean el cauce del río Duero a su paso por Valladolid son de suelo rico y fértil para el cultivo de regadío. Sus paisajes de huertas y bosques de pinos en otros tiempos se completaban con encinas, robles y olmos que, hoy en día, han dado paso a los viñedos, protagonistas del paisaje de estas tierras de la ribera del Duero. Sus famosos vinos, ya sean rosados o claretes, tintos jóvenes o tintos de crianza y reserva, son una verdadera seña de identidad de estas tierras, con el mítico Vega Sicilia a la cabeza.
La localidad de Tudela de Duero se encuentra a 16 kilómetros de la capital y está rodeada casi por completo por el río que le da nombre. Los vinos de Tudela pertenecen al sello de calidad de vinos de la tierra de Castilla y León y se caracterizan por ser afrutados, de intenso aroma y frescor. Tudela de Duero se encuentra asentada en un meandro del río, una posición estratégica en otros tiempos.
La localidad de Sardón de Duero está situada en la margen izquierda del río Duero, en una zona de encinas, pinos y viñas pertenecientes a la D.O. Ribera del Duero. La construcción más representativa de Sardón es la iglesia parroquial de San Juan Bautista, templo del siglo XVI de piedra. A orillas del Duero, por otra parte, se encuentra el monasterio cisterciense de Santa María de Retuerta, fundado en el siglo XII, aunque mantiene una estructura benedictina. Está catalogado como Bien de Interés Cultural y forma parte de una importante bodega conocida por sus afamados vinos, Abadía Retuerta.
Quintanilla de Onésimo, situada en el margen del río Duero, se comunica con la población de Olivares a través de un puente medieval de siete arcos. Quintanilla de Onésimo, conocida como Quintanilla de Abajo hasta la Guerra Civil, mantiene la arquitectura tradicional de los municipios del valle, con casas de piedra y tapial de uno y dos pisos entre los que sobresale la iglesia parroquial de San Millán. Importantes empresarios han elegido esta localidad para instalar sus bodegas y alojamientos, como el caso del Hotel Fuente la Aceña, o la Bodega-Hotel Arzuaga Navarro a las afueras de la localidad. Pero donde hay un "Quintanilla de Abajo", siempre encontraremos un Quintanilla de Arriba con su singular Ermita del Cristo del Caballón y su pintura al fresco, situada en uno de los más bellos y tranquilos parajes de los alrededores, donde todo lo que la rodea es naturaleza y paz.
Cerca de esa localidad, encontramos Valbuena de Duero, municipio mundialmente reconocido por la bodega que elabora el vino con ese mismo nombre, el tinto Valbuena de bodegas Vega Sicilia. Pero no solo Vega Sicilia encontramos en la localidad, Bodegas Matarromera, con sus puertas abiertas al público, se trata de un ejemplo claro a seguir en materia de enoturismo. A muy pocos kilómetros, tan sólo 2, encontramos San Bernardo, con su imponente monasterio de Santa María de Valbuena y su Centro de Interpretación Vitivinícola Emina, centro educativo y de ocio, que introducirá a los viajeros que lo deseen en el maravilloso mundo del vino y todo lo que lo rodea.
En Pesquera de Duero donde podemos admirar la iglesia parroquial inacabada joya del herreriano vallisoletano del siglo XVII. Entre las ermitas destaca la dedicada a Ntra. Sra. de Rubialejos de finales del siglo XVII e igualmente es necesario mencionar las numerosas bodegas afamadas por la calidad en la elaboración de sus vinos, como Pago de Tasio, Dehesa de los Canónigos, Emilio Moro o el mismo Tinto Pesquera.
Y por fin llegamos a la localidad de Peñafiel, cuna de los vinos de esta denominación. Esta localidad ha sabido prosperar gracias a la explotación de sus vinos y a un turismo atraído por su historia y arte milenarios. Su mejor representante es su castillo, en la actualidad sede del Museo Provincial del Vino y famoso por ser el lugar donde escribió D. Juan Manuel una de las obras más importantes de la historia de la literatura castellana, ‘El Conde Lucanor’.
A los pies de la fortaleza se extiende el conjunto urbano de Peñafiel, con numerosas iglesias, palacios, casas y bodegas que visitar, como la torre del reloj, el Monasterio de San Pablo, fundado por el infante D. Juan Manuel en 1324 sobre una fortaleza de Alfonso X El Sabio, las iglesias de San Miguel de Reoyo y de Santa María y la casa de la ribera, edificio del siglo XVI.
Peñafiel es un lugar de referencia obligada para el turismo de interior, con una infraestructura hotelera en alza y una gastronomía de gran interés. En sus restaurantes se sirve el mejor queso Flor de Esgueva, el típico lechazo asado a la leña y los mejores vinos de la Ribera del Duero.
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