Sin romanticismo. Diferentes estudios aseguran que esta interrelación tiene que ver con la preservación de genes o influencia de hormonas. La “amarga ciencia” del amor. El amor romántico presenta tres etapas que impactan zonas específicas del cerebro: el deseo, la atracción y la consolidación
Un año antes de que saliera El amor en los tiempos del cólera , de Gabriel García Márquez, hubo una obra inédita elaborada por otro ilustre García (Federico García Lorca) que causó revuelo entre los amantes del amor: Los sonetos de amor oscuro . Escritos durante los últimos años de la vida del poeta entre 1934 y 1936, y a pesar de que algunos versos circularon clandestinamente, fueron “protegidos” en una fría caja fuerte de acero por casi medio siglo, hasta su publicación en 1984. Hay uno, Llagas de amor , que reclama la atención por su belleza y remitir a la “amarga ciencia” del amor:
Esta luz, este fuego que devora.
Este paisaje gris que me rodea.
Este dolor por una sola idea.
Esta angustia de cielo, mundo y hora.
Este llanto de sangre que decora lira sin pulso ya, lúbrica tea.
Este peso del mar que me golpea.
Este alacrán que por mi pecho mora.
Son guirnalda de amor, cama de herido, donde sin sueño, sueño tu presencia entre las ruinas de mi pecho hundido.
Y aunque busco la cumbre de prudencia me da tu corazón valle tendido con cicuta y pasión de amarga ciencia.
Este soneto, que se refiere a la memoria de un amor imposible, se compone de dos cuartetos y dos tercetos; su rima es consonante, con versos endecasílabos. A pesar de eso y más, los eruditos en lingüística estructural, en psicolingüística, en sociolingüística, en análisis del discurso, en sociología de la literatura, en semiótica, en retórica, en versología y en hermenéutica no se han puesto de acuerdo sobre lo que es y no es poesía, y mucho menos poesía de amor.
Hormonas. Desde la perspectiva de la “amarga ciencia”, el enamorado Federico, antes que “cicuta” debió estar bajo los efectos de la oxitocina, hormona asociada con la empatía y mostrar bajos niveles de serotonina, semejantes a los que presentan la personas con desórdenes psicológicos obsesivo-compulsivos. Algo de razón tenía el otro García (Rubén Darío) cuando dijo: “ Amor es violento, y cuando nos transfigura nos enciende el pensamiento la locura ”.
El amor romántico es una de las emociones más frecuentes entre los humanos. Mientras la palabra “Dios” aparece unas 200 millones de veces en la Internet, la palabra “amor” tiene cerca de 400 millones de entradas. Si se toman en cuenta todos los idiomas, entonces surge cerca de 20.000 millones de veces. Con excepción de la física, todas las ciencias han procurado desenmarañar los secretos de amor. Aun así, es poco entendido.
Durante gran parte del siglo XX, las ideas sobre el amor estuvieron dominadas por las concepciones sexistas de Freud, que proponían como partida los estadios, anal, oral, fálico y genital, y la noción del complejo de Edipo, así como la risible idea sobre la “envidia al pene”. Con la reivindicación de las mujeres y de los homosexuales, así como con el surgimiento de la psicología experimental y la neurofisiología, estas ideas han sido borradas ; al grado tal, que la revista más influyente en psicología Psychological Science publicó en 1996: “…desde el punto de vista científico y terapéutico, no existe beneficio ni nada que decir del sistema freudiano, de sus componentes o cualquiera de sus dogmas”. RIP.. .
El amor romántico es la culminación de la interrelación compleja entre la biología, la química, el ambiente y la cultura. Por eso es poco probable que haya dos personas que experimenten el amor del mismo modo. Sin embargo, hay elementos comunes en todos los enamorados, lo cual sugiere que el amor tiene una función adaptativa para la especie, desde la perspectiva de la selección natural.
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