Hubo un tiempo en el que al SIDA se le dio por llamar cáncer gay o cáncer los homosexuales. "32 muertos durante un año en Francia, a causa del 'cáncer gay', titulaba El País en 1983. Hubo un tiempo en el que se llegó a pensar que el SIDA había sido creado en laboratorios militares de Estados Unidos para acabar con la población homosexual. Hubo un tiempo en el que los gobiernos de los países desarrollados miraban hacia otro lado convirtiéndose en cómplices de aquella por entonces enfermedad mortal.
De todo ello habla The normal heart, la aclamada tv movie de HBO dirigida por Ryan Murphy (American Horror Story, Glee, Nip tuck) .Producida por Brad Pitt, y con un elenco de lujo encabezado por Julia Roberts, Mark Ruffalo, Matt Bomer, Alfred Molina, Joe Mantello, Jonathan Grof, Taylor Kitsch o Jim Parsons, la ficción ganó un Globo de Oro y un Emmy.
Basada en la obra de teatro homónima del activista gay estadounidense Larry Kramer, The normal heart narra de primera mano la desgarradora experiencia de Ned Weeks, quién testigo de primera mano de una misteriosa enfermedad que ha comenzado a azotar a la comunidad gay, comienza a buscar respuestas fundando un grupo de apoyo.
Respuestas que no siempre llegarán y en cuya búsqueda no siempre contará con la ayuda necesaria de los poderes políticos, ni incluso de la propia comunidad gay. Y es que, después de años de represión, muchos homosexuales pensaban que el sexo era todo lo que tenían. Inconscientes de la naturaleza de aquella extraña enfermedad, pocos estaban dispuestos a renunciar a ello. Ni siquiera el amor les paraba.
Y es ahí donde Murphy crea un poderoso recordatorio para los jóvenes de hoy en día. De hecho, el comienzo de la cinta en una fiesta donde muchos pierden el control parece suceder en nuestros días. Alcohol, drogas, cuerpos desnudos, sexo desenfrenado. Sin embargo, tras la resaca, llega la realidad. Por mucho que se haya avanzado, el SIDA sigue estando ahí. No se ha radicado por completo.
Culpa de la ignorancia, de la desinformación. Un desconocimiento que llevó a la población a pensar que el SIDA era un peligro biológico que podía contagiarse a través del aire. Un desconocimiento que llevó a los poderes políticos a omitir ayuda a asociaciones como la de Weeks, quién harto de no ser escuchado decide hacer ruido mediático para sensibilizar a la sociedad.
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