La hipótesis de la relatividad lingüística, conocida como “hipótesis de Sapir-Whorf” afirma que el lenguaje influye en la forma en que las personas perciben y conceptualizan su mundo. En realidad parece ocurrir más bien lo contrario, el lenguaje se adapta al tipo de experiencias de una determinada cultura. El ser humano crea palabras y las modifica según lo necesitado. Las palabras homosexualidad y heterosexualidad son relativamente recientes y su origen nos da mucha información sobre cómo y por qué hemos necesitado construirlas.
El “sexo”, del latin “sexus”, viene originado por “sectus” (sección, separación), del griego “genos” y “gene”, que hace referencia a pequeños grupos de familias nobles que se identificaban a ellos mismos como una unidad. Aunque sea poco sugerente el significado esencial de “sexo” tiene que ver con la la diferenciación. “Sección distinta de otra”.
La “HOMOSEXUALIDAD” (1868) del griego “homós” (que significa «igual» y no homo, «hombre») y del adjetivo latino “sexualis”, lo que sugiere una relación sentimental y sexual. El primero en utilizar el término fue Karl-Maria Kertbeny, en una carta a Karl Heinrich Ulrichs, un activista gay, el 6 de mayo de 1868. Su aparición pública llega en 1869 cuando Kertbeny publicó un panfleto que hablaba sobre las leyes anti sodomía de Prusia. En 1880 Gustav Jäger utilizó la palabra homosexualidad en su libro “Discovery of the Soul’, y acuñó otra de cosecha propia: “HETEROSEXUAL”. Palabra de genealogía extraña y contradictoria, apareció en 1892, en una revista científica de medicina, nombrando una patología definida como: “la atracción sexual patológica por ambos sexos”. Posteriormente fue empleada para designar “la atracción sexual excesiva y mórbida por el sexo opuesto”. Fue en 1934, cuando a “heterosexualidad” se le dio su significado actual; “atracción sexual por el sexo opuesto”. (Luis Carbajal 2012)
Ambos términos nombraban una “patología” en su concepción. La heterosexualidad se sacudió este pasado con rapidez y se instauro como referente de normalidad; la homosexualidad ha corrido peor suerte.
¿Que pasaba antes de que estas palabras aparecieran? En el mundo clásico, los griegos no condenaban el placer en ninguna forma, sino su exceso, (Gatti-Diaz 2010). En Grecia era común “parejas donde el mayor tomaba el nombre de erastés y el menor de erómeno…
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