Nos hemos cruzado con un artículo publicado en la página web el diari.ec, y desde nuestra visión tenemos que afirmar que no nos gusta el texto, ya que se habla de transexuales y homsoexuales como si fuera lo mismo. O por lo menos no se explica claramente las diferencias, que son totales. Una persona transexual no tiene nada que ver con una persona homosexual. Rizando el rizo, un hombre transexual puede ser homosexual, pero eso es otra cuestión, que es muy minoritaria.
La persona homosexual es aquella a quien le gustan las personas del mismo sexo, y la persona transexual es aquella que es del género opuesto a su género biológico, es decir, explicado para niñ@s de cinco años, cuerpo de hombre y mente de mujer, por ejemplo ( y sabemos que con esta explicación nos acuchillarán muchos activistas trans, pero es la manera más sencilla de que una parte importante de los lectores entiendan la definición).
Resumiendo, la noticia de este periódico cuenta la historia de cuatro hermanos nacidos varones, tres son mujeres trans y uno es homosexual.
Y aquí tenéis parte del texto. La historia es interesante:
A los hermanos Cedeño no solo los unía la sangre, sino un secreto que decidieron revelar: los cuatro son gais.
Los rumores sobre las preferencias sexuales de sus hijos no tardaron en llegar a oídos de los padres.
La reacción que la pareja tuvo fue de incredulidad, así que decidió buscar la opinión de un experto, con la esperanza de que los rumores fueran falsos.
Al llegar a la sala del psicólogo, éste tuvo una reunión sólo con los hermanos, quienes no tuvieron ninguna dificultad en aclarar cada duda. Luego el psicólogo decidió hablar con los padres a solas, pero los hermanos insistieron en estar presentes. Y así ocurrió.
Mientras el psicólogo hablaba con sus padres, los cuatro, sentados en el sofá, apretaban sus manos y sus lágrimas brotaban al ver los rostros de decepción, sobre todo de su padre.
Al salir de la consulta descargó palabras muy duras en contra de ellos. Y al salir de la terapia les quedó claro que debían abandonar la casa. Pero esto no sucedió, porque al llegar al hogar el silencio se apoderó del lugar y como si fuera un pacto, no se ha vuelto a hablar del tema nunca más. “Debe ser difícil ser mi papá, pero aunque no hablemos del tema, él nos brinda su apoyo en lo que necesitemos”, dijo uno de los hermanos.
Cambio en cuerpos. Tres de los hermanos Cedeño han dejado que su cuerpo tome forma de mujer, aunque no se han realizado alguna operación de cambio de sexo; su cabello largo, sus labios casi siempre maquillados dejan a flote lo que en realidad quieren y sienten ser: una mujer.
Ellos utilizan hormonas femeninas para que su vello facial se reduzca y su tórax tome forma de pechos femeninos. De los cuatro, uno de sus hermanos se mantiene con aspecto más varonil.
Él dijo que ser homosexual no siempre es representar a una mujer, sino más bien sentir atracción por personas de su mismo sexo, sin dejar de verse como uno de ellos.
Sus padres con el tiempo cedieron a la idea de la nueva identidad de sus hijos.
Ellos, los padres, dieron el primer paso, pero impusieron reglas dentro de la casa.
Su madre no les permite usar ropa de mujer ni maquillarse demasiado. Cuando hay fiestas familiares deben utilizar ternos o ropa de hombre. A diario ellos usan pantalones apretados y blusas, no utilizan vestidos a menos que sea un evento especial de la comunidad gay.
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