Se llaman Walid, Nasser, Abdul, Bissam, Haithan... Conocemos sus nombres, pero en la página del fotoperiodista Bradley Secker sólo acertamos a entrever sus rostros. El británico los entrevistó en los campos de refugiados de Siria, adonde huyeron procedentes de Irak, temerosos de los asesinatos en masa de gais. Pero no del Irak de Saddam Hussein, sino en del liberado, donde los extremistas islámicos secuestran, atormentan y eliminan a los miembros de la comunidad LGBT, mientras las democracias occidentales miran hacia otro lado.
Los testimonios fueron subidos a los escenarios del Fringe de Edimburgo por el director Douglas Rintoul, que se hizo eco de las torturas de los asilados en una pieza de teatro documental llamada Elegy. Tras su paso por el prestigioso festival escocés, el monólogo se repuso en Londres en Theatre503, y recientemente ha sido galardonado con un premio de la Royal National Theatre Foundation Playwright.
Su versión en castellano llega el próximo 28 de junio a Las Naves de Valencia. El motor del proyecto fue Andrés Requejo, actor y traductor del texto original, que encargó a Carlos Alonso Callero su dirección. "La motivación era darle voz a una realidad lejana que se convierte en universal", justifica el director.
Sobre el somero escenario, un actor, una silla y una bolsa de plástico. El montaje, que no tiene una estructura lineal, bucea en la memoria de una víctima de persecución y tortura. Al arrancar evoca el relato de la historia de amor imposible entre un hombre y su mejor amigo, para evolucionar hasta convertirse en un poético tributo a las víctimas de los asesinatos homófobos en Irak.
"Ojalá Elegy sirviera para que un solo refugiado perseguido por su orientación sexual o por el color de su piel fuera acogido en España -desea el director de este montaElegyje-. Pero me temo que eso depende de los políticos de las altas esferas y esos ni valoran la cultura ni suelen ir al teatro."
Hay ocasiones en las que las autoridades deniegan el asilo alegando que el solicitante podría haber optado por huir a otra zona de su país, como si la homofobia se limitara a ciertas zonas del territorio, o que podía haber pedido refugio en otro estado diferente de España, como si los países en tránsito fueran más seguros.
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