Los hombres se han apuntado poco a poco a la moda de dar más volumen a su cabello mediante extensiones de pelo natural o sintético. Esta interesante opción tiene sus pros y sus contras, ya que el "sentirse más atractivo" puede acarrearte alguna sorpresa no siempre agradable.
Las extensiones son estupendas para la gente que quiera dar más cuerpo a un pelo fino, cambiar de imagen o lograr ese peinado que con tu cabello resulta imposible. Puedes conseguir un cambio impactante de imagen en unos pocos minutos o simplemente puedes lograr ese peinado que tanto te apetece llevar pero que con tu propio cabello no lo puedes conseguir. ¿No te gustaría lucir el melenón que nos ofrece el guapísimo Brad Pitt en la fotografía principal de este artículo?
Lo bueno de las extensiones es que hablamos de cambios de imagen temporales, y para este cambio son una magnífica opción. En contra, si tienes un problema de caída excesiva y progresiva de tu cabello y quieres una solución definitiva, las extensiones no son siempre la mejor idea.
Las tienes de distintas texturas, longitudes y colores y también puedes elegir entre varios tipos de fijación a la hora de sujetarlas. Entre las técnicas más habituales están: coser o trenzar las extensiones entre el propio cabello (a la altura de la raíz), fijarlas a cada uno de tus mechones mediante el sellado con calor o la fusión en frío con ultrasonidos, o adherirlas al propio cuero cabelludo utilizando un “pegamento” específico para este fin.
Las de cabello natural son las más recomendables y la mayoría de los estilistas coinciden en que si quieres llevar unas extensiones temporales, (tres-cinco meses), lo más aconsejable es elegirlas de una textura y longitud similares a las de tu propio pelo.
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