La psicopatía se define como un desorden de personalidad que proyecta ciertas características, las cuales podríamos agrupar en torno a rasgos como una inteligencia notable, la ausencia de empatía, egocentrismo exacerbado, poca tolerancia y una destacada eficiencia para manipular a otros. Sin embargo, aún no existe un consenso pleno en los criterios que podrían definir con precisión esta condición de la psique, según un interesantísimo artículo publicado en la página web miscuriosidades.com
Durante los últimos dos años, si es que habitualmente acostumbras navegar la Red, es probable que te hayas percatado de la popularidad que tienen los contenidos relacionados a psicópatas. En Mis Curiosidades hemos constatado con cierta sorpresa el ‘magnético’ efecto que irradian estas notas entre nuestros lectores, y comprobado que lo mismo sucede con muchos otros sitios —lo cual descarta que sea una peculiaridad exclusiva de los usuarios de nuestro sitio. Cabe mencionar que los contenidos más populares dentro de esta temática son en particular los que evidencian características específicas de un psicópata o incluso fórmulas cualitativas para distinguirlos.
¿Por qué esta fascinación pop por la figura del psicópata? En lo personal me resulta intrigante este fenómeno, ya que en el intento de explicarlo emergen interesantes componentes.
TEST PSICOPÁTICO. Pero retomemos el título de este artículo y prosigamos al ansiado examen que nos permitirá determinar si calificamos o no como psicópatas. Existe un famoso dilema, el “problema del tranvía”, planteado por Philippa Foot y que consiste en el siguiente escenario: un tranvía que tú estás dirigiendo se aproxima hacia cinco personas, las cuales seguro morirán en caso de que no cambies de vía. Pero si lo haces, esto tendrá un costo, terminarás impactando a una persona que se encuentra justo en medio de la otra ruta.
Partiendo de este problema, la filósofa Judith Jarvis Thomson hace una adaptación y plantea:
estás parado justo detrás de un corpulento extraño sobre un puente que atraviesa la vía. La única manera de salvar a las cinco personas que el tranvía está por arrollar es empujar a esta persona, para que su cuerpo, tomando en cuenta su peso y tamaño, bloquee el paso del vehículo antes de que este llegue a su fatal destino. Sobra decir que el extraño morirá indudablemente.
La adaptación de Thomson la retoma a su vez el psicólogo de la Universidad de Cambridge, el Dr. Kevin Dutton, para determinar, según la respuesta, si una persona tiene o no tendencias psicopáticas. Por ello, antes de continuar, respóndete a la pregunta: ¿Qué haría yo en esta situación? Una vez completado el ejercicio continua leyendo.
Según Dutton, la adaptación de Thomson involucra un dilema personal de moral, lo cual lo hace apto para medir las tendencias psicopáticas. Neurológicamente este dilema “martillea en la puerta del centro emocional del cerebro, conocido como la amígdala”. Lo anterior implica que, expuestos ante el dilema, el 90% de la gente ‘normal’ no estaría dispuesta a empujar al corpulento desconocido sobre la vía, o al menos le costaría gran trabajo tomar la decisión, aun si con ello lograra salvar cinco vidas. En cambio, de acuerdo con este investigador de Cambridge, un psicópata “felizmente, y sin siquiera parpadear, arrojaría al ‘gordito’ sobre las vías”. Incluso la personalización del dilema del tranvía, y su efecto neurológico, sería perfectamente mesurable si el sujeto que debe responder la pregunta estuviese conectado a un escáner cerebral. En el caso de la persona ‘normal’, veríamos cómo su amígdala se encendería vistosamente, mientras que con el sujeto psicopático solo reinaría una estática oscuridad (lo cual de algún modo es una congruente analogía visual).
CONCLUSIÓN. Tras este vago recorrido a través de las estepas de la psicopatía espero que, independientemente de si eres o no un potencial candidato para calificar como psicópata, al menos te haya servido para cuestionar el por qué ciertos temas, ya sea de manera individual o colectiva, nos generan particular interés. A fin de cuentas el ejercicio es un recordatorio y una invitación para practicar la auto-observación, como persona pero también como grupo social, en lugar de navegar inconscientemente por la lasaña de estímulos y reflexiones. En verdad resulta apasionante tratar de entender cómo funciona nuestra mente o por qué vivimos rodeados de ciertas tendencias psico-culturales en lugar de otras —sobre todo si tomamos en cuenta que el menú de opciones es originalmente infinito. Tal vez no exista algo más delicioso, y a la vez útil, que vivir conscientemente el proceso del autoconocimiento.
Para leer completo el interesante artículo, pincha directamente aquí.
25-08-2014 | nosgustas.com
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