.... PORQUE ¡NOS AMAMOS.!
En estos días en donde hemos conocido la respuesta de la Congregación para la Doctrina de la Fe de la Iglesia Católica a una pregunta presentada por la Conferencia Episcopal de Alemania acerca de la posibilidad de bendecir las uniones entre personas del mismo sexo, las reacciones no se han hecho esperar.
Desde las posiciones de la ortodoxia más ultraortodoxa, las palabras emitidas por este organismo han sido aplaudidas y apoyadas sin fisuras. Al fin y al cabo, viene a reforzar esa teoría en la que las personas se definen según los genitales con los que nacen y a la función biológica a la que están destinados, es decir, las relaciones genitales están orientadas a la reproducción de la especie humana. Nada de afecto entre las personas que mantienen esas relaciones, nada de unir los cuerpos más allá de la efusión del momento. Y eso sí, estas personas, varón y hembra, se podrán unir no solo en el plano civil sino que en el plano eclesiástico reciben todas las bendiciones para aumentar su fertilidad. (Recomiendo que se lean las bendiciones en el rito del matrimonio.)
Algunas de las personas que se pueden considerar dentro de la corriente conservadora, es probable que hayan acogido con cierta simpatía esta noticia. Al fin y al cabo sus familias quedan protegidas con un "bonus de santidad" frente a todos esos matrimonios rotos, matrimonios civiles y de divorciados, y cómo no, frente a los pseudo matrimonios que entre personas del mismo sexo se han puesto de moda en tantos países.
En cambio, para la inmensa mayoría de personas que forman parte de la Iglesia Católica y viven en el mundo real las palabras emitidas por ese organismo han creado desilusión. Se siguen moviendo en la línea de considerar a la sexualidad/genitalidad alejada de la afectividad y sin posibilidades de mantener relaciones estables y duraderas. Siguen presentando a las personas LGTB como incapaces de controlar los impulsos genitales (como si las personas no-lgtb tuvieran una facultad superior en este terreno), a las que imponen un celibato como la mejor opción para su vida y así de paso, se facilitan el "acompañamiento pastoral" que brilla por su ausencia en el 90% de las parroquias.
Pero la guinda del pastel son las palabras tan elegantes, tan sutiles en las que se escudan para no dar una bendición y celebrar en igualdad de afecto a las uniones estables y con proyecto de futuro de personas del mismo sexo: " la Iglesia no tiene ese "poder" porque "no puede disponer de los designios de Dios, que de otro modo, serían rechazados y negados". "La Iglesia no es árbitro de estos designios y de las verdades de vida que expresan, sino su fiel intérprete y anunciadora", añadiendo " que las bendiciones pertenecen al género de los sacramentales; es decir, son "acciones litúrgicas de la Iglesia" que "exigen consonancia de vida con aquello que estos significan y generan". Pero lo mejor es esto de dar la posibilidad de que " se impartan bendiciones a las personas individuales con inclinaciones homosexuales, que manifiesten la voluntad de vivir en fidelidad a los designios revelados por Dios así como los propuestos por la enseñanza eclesial", es decir los que no tengan relaciones entre personas del mismo sexo según lo entienden los Estatutos de la Jerarquía. Y continúan con "Un juicio negativo sobre las bendiciones de las uniones entre personas del mismo sexo no implica un juicio sobre las personas"....pero sí que ha servido durante demasiado tiempo para protestar contra los matrimonios civiles y presionar para que las personas LGTB no tengan los mismos derechos.
Por cierto, que esta no-bendición también se aplica a otras situaciones como las de quienes se casaron canónicamente y que luego han tenido que disolver el vínculo no han podido rehacer su estado canónico ya que no han pasado los trámites económicos del Tribunal de la Rota para que "declare la nulidad de ese enlace" ( dejo las sutilezas legales para otro momento).
Pero volviendo al tema de las bendiciones, ¿cómo es posible que existan bendiciones para los campos de labor, para los animales domésticos, para la inauguración de un edificio, para estrenar un coche y no la haya para una pareja de personas LGTB que comparten un proyecto de futuro y de vida en común abierto a la Vida?
Si un abrazo anima el corazón, una bendición fortalece el alma. Y por ello, desde las diferentes entidades y asociaciones, Iglesias Cristianas y Comunidades que forman parte del grupo de Fe y Espiritualidad de FELGTB ofrecemos un acompañamiento, una acogida y un espacio de celebración y BENDICIONES para que todas estas personas unidas en Matrimonio sientan que la presencia del abrazo amoroso de Madre/Padre las sostiene en su caminar por la vida.
Gema Segoviano es representante del Grupo Fe y Espiritualidad de FELGTB
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