La crisis en Siria es transversal y afecta a todos los grupos de población, también al colectivo LGTBI, que a veces se encuentra con complicaciones adicionales como la discriminación por la orientación sexual. Las personas del colectivo suelen vivir en el armario cuando están en Siria y también necesitan una donación ayuda humanitaria. Hay rechazo social y también represalias legales. La homosexualidad está penada con hasta 3 años de cárcel e incluso con la pena de muerte en algunas zonas controladas por el Estado Islámico. Un drama que se suma al desastre absoluto al que se enfrentan multitud de ciudadanos sirios cada día.
Desde el inicio de la guerra la situación ha empeorado gravemente para las personas homosexuales, especialmente para aquellas que viven en las zonas controladas por el Estado Islámico, donde ejecutan a aquellas personas acusadas de sodomía o desviación sexual.Es por esto que muchos deciden salir del país e iniciar una nueva vida como refugiados sirios.
Las noticias que llegan de Siria no son nada esperanzadoras. Idlib está llamada a ser la peor de las batallas de la guerra Siria. La razón no es otra que esta provincia noroccidental del país se ha convertido después de siete años en una especie de refugio habitado por tres millones de personas, entre ellas alrededor de 70.000 combatientes pertenecientes a más de 50 organizaciones rebeldes, que hoy están atrapadas y a la espera de que una solución diplomática pueda librarlos de la que sería una de las batallas más largas de este conflicto.
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