hedonismo
Del gr. ἡδονá½µ hÄ“donḗ 'placer2' e -ismo.
1. m. Teoría que establece el placer como fin y fundamento de la vida.
2. m. Actitud vital basada en la búsqueda de placer. Un ambiente de lujo y hedonismo.
catarsis
Del lat. mod. catharsis, y este del gr. κá½±θαρσις kátharsis 'purga', 'purificación'.
1. f. Entre los antiguos griegos, purificación ritual de personas o cosas afectadas de alguna impureza.
2. f. Efecto purificador y liberador que causa la tragedia en los espectadores suscitando la compasión, el horror y otras emociones.
3. f. Purificación, liberación o transformación interior suscitadas por una experiencia vital profunda.
4. f. Biol. Expulsión espontánea o provocada de sustancias nocivas al organismo.
Aristóteles definía la catarsis como purificación emocional, corporal, mental y espiritual. El espectador podía experimentar junto con los personajes, pero sin temor a sufrir sus verdaderos efectos, de modo que después de presenciar la obra teatral, se entenderá mejor a sí mismo, y no repetirá la cadena de decisiones que llevaron a los personajes a su fatídico final.
Nunca he sido partidario de ser un mero espectador de la vida, hace unos meses inicie un viaje, un viaje por mi interior, un viaje de experimentar, de explorar mis límites, de quitarme prejuicios, de liberar mi mente, en definitiva de ser más yo.
Hay alguien muy especial que me está acompañando en parte de este viaje y a quién va dedicado este capítulo.
Nunca había participado en ningún Orgullo Gay, me enfundé en un arnés de cuero, dejando ver mi nuevo piercing en el pezón. El cuero y el metal comenzaron a formar parte de mí, se iban fundiendo con mí piel, mi corazón y mi alma se iban impregnando poco a poco de algo con tintes oscuros y poco a poco me fui convirtiendo en una especie de superhéroe.
Una seguridad extrema se apoderó de mí, sentía que levitaba, sentía que podía conseguir cualquier cosa con mi mirada. Poco a poco comencé a alimentar mi hedonismo a casi todos los niveles posibles: miradas recíprocas, elixires exquisitos, viajes mentales, conquistas furtivas, pero mi hedonismo quería más y más, cada vez el placer tenía que ser más inmediato y más cambiante, era como si con cada beso absorbiera la energía de una víctima y eso me hiciera más poderoso y bello.
Algo me frenó a llegar a más, a alimentar más ese Hedonismo, podría haber acabado muy unido a otros hedonistas intercambiando fluidos de todo tipo, pero algo dentro de mí evitó que lo hiciera, y en ese momento no supe que era.
Entonces reflexioné sobre mi viaje, sobre ser más yo, y me di cuenta que tengo muy claro lo que quiero en la vida, y ese alguien que como bien dices te haga sentir, reflexionar, y que te haga vivir la vida intensamente o yo a él. He tenido la suerte de haberme cruzado a estas personas y experimentar auténticas catarsis haciendo el amor, y yo soy así, soy un romántico que todavía cree en el amor, en el amor visto como un acto de libertad recíproca.
En mi viaje seguiré experimentando, y disfrutaré del hedonismo, teniendo claro lo que me gusta, lo que no me gusta, lo que me hace daño y lo que me hace bien, porque a pesar de que el único límite es nuestra mente, creo que por suerte todavía quedan personas que no se han dejado sucumbir por la crisis actual de valores, y yo soy uno de ellos.
Gracias por todo Carlos, sin ti este capítulo del hedonista no hubiera sido posible
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