Si me permitís voy a hablar de España. Del turismo en España. La segunda potencia del mundo en número de visitantes totales se ha 'medio alarmado' al descubrir que en el mes de julio, el número de turistas extranjeros ha bajado más del 4% en relación al pasado año.
Según los expertos, es mejor 'más gasto' con menos turistas, que mucho turista que se gasten poco dinero. Es la pescadilla que se muerde la cola.
España tiene atractivos suficientes en cualquier rincón de la nación para traer turistas, pero, en muchas regiones de España, la publicidad que se ofrece al Turista LGTB es, diré excasa, por no decir inexistente.
No seré yo quien cuente a nadie los tópicos sobre el poder adquisitivo de los hombres homosexuales. Tampoco hablaré del número de viajes anuales que hace un turista homosexual, pero lo que sí que es cierto que el turismo LGTB en general es mucho más "social', por denominarlo de alguna manera que el turismo en general. Al turista homosexual le gusta salir de fiesta, ir de compras, comer fuera, y sobre todo, sentirse sin "miedo ni complejos".
Si gran parte de España cumple esto, ¿por qué muchas administraciones públicas no potencian este tipo de turismo? Ya sé que España es considerado internacionalmente uno de los paises más amigables con la gente LGTBI, pero, no somos únicos, y las administraciones, como ya hacen muchas empresas privadas se ponen las pilas, y esa 'gallinita de los huevos arcoiris' puede empezar a largarse a otros sitios.
Como se decía, estos barros de aquellos lodos.
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