Otro año más hemos disfrutado, y algunas personas, sufrido, el Festival de Eurovisión, el programa de televisión más longevo y con más importancia del mundo, digan lo que digan sus detractores.
Un Festival en el cual más de cuarenta paises de tres continentes participan, y con una audiencia estimada que sobrepasa los 200.000.000 de personas, aunque finalmente, las visualizaciones por las redes sociales sobrepasan los MIL MILLONES.
Un Festival que nos gusta. Música, y este año, gracias al ganador del año pasado, hemos podido disfrutar de más de una decena de idiomas.
Lastimosamente,el año que viene volveremos probablemente al casi exclusivo inglés mal hablado, pero esto es Eurovisión, una constante manía de pensar que en inglés todo el mundo te entiende.
¿Alguien comprenderá que emitir un programa de televisión exclusivamente en inglés (cuando todas las televisiones traducen en directo a sus lenguas nacionales) es incluso de mala educación pàra los expectadores del país? Obligar a conocer el 'inglés' a cualquier cantante, ¿significa que eres mejor artista? ¿Entrevistar en una televisión pública, en este caso, la portuguesa, a los representantes del país en inglés tiene alguna explicación razonable? ¿En qué televisión no traducen todo lo que dicen los presentadores y/o artistas?
Al margen de estas cuestiones, la ganadora, una de las favoritas, Israel, consiguió con su desparpajo, y no lo olvidemos, la participación del español David Bujalance en la coreografía, alzarse con el micrófono de cristal.
El año que viene, todos a Israel, (los que tengan dinerillo claro) a a romper tópicos y disfrutar de nuevo de Eurovisión.
Eso sí, frente a aquellos que critican este Festival, añadir que más de SIETE MILLONES de personas vimos el Festival de Eurovisión en directo en TVE.
¡Viva Eurovisión!
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