La revista Passió, habla de la Semana Santa de la valenciana ciudad de Gandía. Una publicación en la cual nos explican la historia y el por qué de esta celebración en esta ciudad.
Una revita de fácil lectura, en la cual podemos conocer los 'pasos' que participan durante toda la semana, e incluso a algunos de los humanos, hombres y mujeres, que la representan.
Pero, el abad-mitrado de esa población 'saluda' en sus páginas, y a partir de aquí se organiza, con perdón por la expresión, 'la que Dios es Cristo'.
Este buen hombre, ¿habla de Semana Santa? No. ¿Habla de Dios?, realmente no. Habla de prejuicios, de sexualidad, de ciencia, y se opone a los derechos sociales de la gente homosexual y transexual, que por cierto en España, esos derechos están 'legalizados'.
Flaco favor hace este hombre a todas las personas que nos consideramos cristianas, que somos católicos y LGTBI. Flaco favor hace a sus feligreses, muchos de ellos LGTBI, flaco favor hace a la Iglesia Católica, pero lo peor, unas palabras cargadas incluso de odio, nada de amor cristiano. ¡Triste!
JESUCRISTO: MODELO Y SENTIDO PARA EL HOMBRE
La Semana Santa de nuestra querida ciudad ducal, no solo se tiene que hacer grande por sus celebraciones y su arte, sino también porque no pierde el horizonte por el cual la celebramos, vivimos y sentimos: vivir y testimoniar nuestra fe en Jesucristo.
Además, en este año 2018 lo hacemos en el paradigma de la celebración diocesana. Para acoger se requiere docilidad y confianza, por eso, en este año que acogemos la procesión diocesana, con todos los actos y celebraciones que conlleva, nos tiene que llevar también a ser escuela y modelo de acogida, de apertura, de respeto y al mismo tiempo de proclamación clara y humilde de la verdad del hombre y de la persona.
No es fácil hoy, en este mundo tan desconfiado, tan individualista, tan hedonista, crear una mentalidad auténtica de acogida. Asistimos a un desdibujamiento del concepto de hombre, del concepto de persona, tal y como nosotros lo hemos conocido y heredado desde la revelación bíblica: la verdad del hombre y de la mujer, lo que es el amor y el matrimonio, lo que es la verdad y la grandeza de la sexualidad.
La misma antropología cristiana cobra su sentido y su fuerza cuando, además, encuadra perfectamente con una antropología totalmente científica, totalmente racional, como afirma el Colegio Americano de pediatras que desmonta la ideología de género: «Nadie nace con género. Todo ser humano nace con sexo biológico».
La Biblia nos dice que Dios ha creado hombre y mujer, los ha creado a su imagen y semejanza. Y el hombre y la mujer que se hacen una sola carne son imagen de Dios. Una de las grandes batallas que tendrá – y tiene de hecho ya la Iglesia –, es la batalla contra la ideología de género. Lo que algunos expertos en la materia no han dudado en calificar como un presunto abuso sexual infantil. En la Cámara de Diputados de Paraguay, una diputada, hablando en contra del adoctrinamiento que se padece en las aulas con las leyes de la ideología de género, tal y como ocurre también en nuestro país, desarrollando su tesis sobre el
derecho de indemnidad, expresó lo siguiente: “Indemnidad es que los niños queden preservados de cualquier daño en su proceso de formación y desarrollo sexual, es el derecho a no sufrir interferencias en su proceso armónico e integral.
En los casos de homicidio el bien jurídico que se protege es la vida, en el caso del hurto es la propiedad y en el caso de abuso sexual de niños el bien jurídico es la indemnidad; entonces estamos hablando de que aquí se está cometiendo abuso infantil al alterar la percepción de la sexualidad en nuestros niños. El ejercicio de la autonomía sexual se ejerce con la mayoría de edad, por lo tanto, los gustos sexuales son percepciones personales y no antes. Para enseñar la no discriminación no hace falta alterar la sexualidad de nuestros niños. Si el Estado hace adoctrinamiento en la escuela estará cometiendo un abuso sexual.”
Pero también el mismo Papa Francisco hace referencia a esta peligrosidad de la ideología de género. A finales de julio de 2016 y dirigiéndose a los obispos de Polonia, el Pontífice afirmó que: “En Europa, América, América Latina, África, en algunos países de Asia, hay verdaderas colonizaciones ideológicas. Y una de estas –lo digo claramente con nombre y apellido– ¡es la ideología de género!”.
“Hoy a los niños –¡a los niños!–, en la escuela se les enseña esto: que el sexo cada uno lo puede elegir. ¿Y por qué enseñan esto? Porque los libros son de las personas e instituciones que te dan el dinero. Son las colonizaciones ideológicas, sostenidas también por países muy influyentes. Esto es terrible”.
Pero denunciar la ideología de género no implica negar ayuda, compañía a los homosexuales y transexuales, combatiendo los discursos de odio y de discriminación contra estos colectivos. En la habitual conferencia de prensa que concede en el retorno de sus viajes internacionales, específicamente en el vuelo de Azerbaiyán a Roma, el Papa señaló que “las personas se deben acompañar como las acompaña Jesús. Cuando una persona que tiene esta condición llega hasta Jesús, Jesús no le dirá seguramente “vete porque eres homosexual”. No. Lo que yo he dicho es esa maldad que hoy se hace en el adoctrinamiento de la teoría del género.
Me contaba un papá francés que en la mesa hablaba con los hijos, católicos ellos y la esposa, católicos no tan comprometidos, pero católicos; y le preguntaba al niño de 10 años, ‘¿Tú qué quieres ser cuando seas grande?’ ‘Una muchacha’. El papá se acordó que el libro del colegio enseñaba la teoría del género, y esto va contra las cosas naturales. Una cosa es que una persona tenga esta tendencia, esta opción, e incluso que cambie de sexo, y otra cosa es hacer la enseñanza en la escuela en esta línea para cambiar la mentalidad. A esto yo llamo colonizaciones ideológicas”.
Por ello, queridos, cofrades, ante esta imposición ideológica que podría vulnerar el derecho a la libertad religiosa, ante esta intoxicación ideológica contra nuestros menores, los cristianos desde el más absoluto
respeto a la diversidad, pero sin someternos a sus postulados ideológicos, tenemos que tomar conciencia de lo que somos y queremos ser, del modelo de hombre a quien seguimos, del proyecto que Dios ha pensado para nosotros… Miremos a Jesucristo, contemplemos a Jesucristo, dibujemos nuestra vida desde la enseñanza de Jesucristo.
Que este año tan importante para nuestra Semana Santa, no solo seamos organizadores, sino también cristianos acogedores y respetuosos con todos. Pero, desde el conocimiento y defensa del proyecto de Dios sobre la persona, seamos modelo y ejemplo para otros, con el testimonio de nuestra fe vivida y proclamada. Solo así se evangeliza con autenticidad y valentía.
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