La Policía sale del armario: “No somos como los que nos perseguían hace 40 años”.
Miembros policiales del colectivo LGTBI estarán presentes en la marcha del Orgullo Gay tras la iniciativa de una asociación que pretende visibilizar la diversidad de la profesión.
Una treintena de agentes nacionales, municipales y guardias civiles marcharán por primera vez en la manifestación del Orgullo Gay en Madrid para reivindicar la visibilidad y la diversidad sexual dentro de las fuerzas de seguridad en un acto organizado por la recién estrenada asociación LGTBIpol.
Detrás de esta iniciativa están Iván, Elena, Rufino y Begoña, cuatro policías nacionales que reivindican su orientación sexual tanto como el trabajo que realizan. Quieren luchar contra el estigma de ser gay dentro del cuerpo pero también contra la imagen que se tiene de la profesión desde fuera, en concreto por parte del colectivo LGTBI hacia una institución que hace sólo 40 años les perseguía.
“La Policía es un cuerpo muy cerrado, no nos olvidemos de que eran los policías los que nos perseguían por Chueca para pegarnos, aunque fueran de marrón”, explica Iván Martínez, presidente de la asociación. “Aún hay países como Guinea ecuatorial o Chechenia donde si vas de la mano con tu pareja te detienen y te matan. Y quien lo hace es la Policía, y esa imagen a veces cuesta desvincularla de nosotros, que somos policías buenos ¡que en España no te matan por eso!”, añade este agente que se encarga de coordinar las patrullas que circulan por todo Madrid.
Tenemos muchos compañeros que, aun sabiendo que no hace falta que den la cara, no se atreven a apuntarse
Según relata Iván, la idea de montar LGTBIpol surgió por la cantidad de conocidos del colectivo gay que acudía a ellos con dudas legales debido a su profesión, “igual que cuando nos preguntan las calles”, bromea. “Hubo un caso concreto de un chico colombiano que sufría malos tratos de su marido. Vino a pedirme ayuda y yo no sabia cómo ayudarle hasta que me dijo que es que no sabía cómo denunciar, cómo presentarse en la comisaría y decir que era gay y que su pareja le pegaba…. La violencia entre personas del mismo sexo no es como la violencia de género, donde se inicia un protocolo nada más denunciar. Y ahora se puede aplicar delito de odio, pero antes si ibas a la comisaria y no había lesiones, se quedaba en nada. Así que pensé que tenía que hacer algo para ayudar a personas como él y empecé a buscar reclutas”.
Iván conoció a Rufino por otros compañeros; éste trajo consigo a Elena, ya que los dos trabajan en el servicio telefónico de demandas para extranjeros, y junto a Begoña conformaron la directiva. Sin embargo, el armario de la Policía es, dicen, más grande de lo que parece y muchos no se atreven a apuntarse por miedo a represalias. “Tenemos muchos compañeros y amigos cercanos que aun sabiendo que no hace falta que den la cara siendo socios no se atreven”, apunta Rufino Arco.
Donde más cuesta que se animen a salir del armario es en la Guardia Civil, un cuerpo “mucho más conservador”, por el miedo a los superiores y la subordinación a un código militar y no civil. Fernando Ramón, sin embargo, sí ha dado la cara y se ha apuntado a la asociación. Él no es homosexual, pero tiene un hijo transgénero que le hizo concienciarse y ahora da charlas por los colegios. “Conozco compañeros que viven una doble vida por no mostrar su orientación sexual abiertamente. La diversidad no es precisamente el pan nuestro de cada día”, reconoce este guardia civil de Torremayor, un pueblo de 800 habitantes en Extremadura. Asegura que desde que se conoció el cambio de su hijo no ha tenido malas experiencias, pero tampoco gran apoyo, algo que sí espera encontrar ahora con la asociación.
Para leer el interesantísimo articulo completo firmado por María Zuil, y fotografias de Carmen Castellón y publicado en la página web elconfidencial.com, pinchad aquí.
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