Seis historias llenas de 'VIHda'. El VIH como la gran gran metáfora del siglo XX. Revestido de un tinte político, se vuelve una muestra de cómo la sociedad trata a sus individuos. "Buscar personas que quieran visibilizarse y dar la cara ha sido lo más difícil", lamenta Pilar Devesa, directora de 'Énfasis', un corto documental en el que se entrelazan los relatos de personas, "como tú y como yo", que viven y conviven con un virus más común de lo que se piensa pero que carga a sus espaldas un gran estigma histórico.
Ana tenía ya 28 años cuando descubrió la causa de la muerte de su tía, Cristina. La historia que le contaron de pequeña fue que se puso muy malita y se murió. Más de quince años después, una amiga de la familia le reveló que su tía murió después de haberse traído, en un viaje al extranjero, el dichoso virus. Era enfermera y no llegó a cumplir los 40. Ana siempre había creído que el sida solo lo cogían drogadictos, prostitutas o personas homosexuales y su tía Cristina no era ninguna de las tres cosas. Solo era una enfermera a la que alcanzó el virus en un país pobre por no tomar las precauciones necesarias. Historias reales como estas, que hablan de echar tierra sobre la realidad para ocultarla, son las que pelean por sacar a la luz organizaciones como el Comité Antisida de la Comunitat Valenciana.
El sida era un tabú en los ochenta, cuando empezó a considerarse una epidemia. Lo siguió siendo en los noventa y ahora en los dos mil se tiene por un recuerdo turbio que afectaba a los suburbios de las capitales de provincia en los años locos de la transición española con una clara asociación hacia los colectivos marginales. En el año 95 mató en España a más de 6.000 personas, la mayoría veinteañeros. Quizá por esa apariencia de enfermedad de otro tiempo, muchos jóvenes no son conscientes de la importancia de hacerse la prueba para detectarlo a tiempo y prevenir su contagio con el uso del preservativo.
Según un último informe, el número de personas que viven con VIH en el mundo ha ido aumentando de manera constante a lo largo de la última década y ha pasado de 28 millones en el año 2000 a casi 39 millones en 2015. Aunque la expansión no ha disminuido, sí lo han hecho las muertes por la enfermedad que deriva del virus. Han pasado de 1,8 millones de personas muertas con VIH en 2005, a 1,2 millones en 2015. Un descenso que se debe, en gran medida, a la ampliación de la terapia antirretroviral.
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