Marcela y Elisa, la única pareja de lesbianas que se casó por la Iglesia, aún esperan su calle en A Coruña. Las pioneras del matrimonio gay en España fueron dos maestras que en 1901 burlaron las leyes divinas y humanas para normalizar su amor. Para lograrlo, una se disfrazó de hombre, hasta que el clero engrasó su maquinaria de represión y tuvieron que huir. Su ciudad les rinde ahora homenaje, aunque aún debe hacerles un hueco en el callejero.
Amar puede ser un acto revolucionario. Marcela y Elisa se querían al abrigo de la noche, pero decidieron poner a dios por testigo de su pasión. Fueron las primeras mujeres que se casaron en España y las únicas que lo hicieron por la Iglesia. La boda religiosa se celebró un siglo antes de la aprobación del matrimonio homosexual y lo pagaron muy caro: sufrieron la ira del pueblo, la burla de la prensa y la persecución de las autoridades. Hoy, sin embargo, la comunidad gay las considera unas heroínas, los medios las presentan como unas pioneras y los políticos reivindican su causa, que sigue siendo la de tantas personas sometidas a la doma de una sociedad machista.
El Ayuntamiento de A Coruña les dedicará una calle como “reconocimiento a las identidades sexuales”, si bien aún hay que encontrarles un hueco en el plano de la ciudad.
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