Tranquilo, hermano, que la homosexualidad tiene cura. Con homeopatía. Lo dice un cura.
Aguilera asegura que es capaz de “curar la homosexualidad mediante un tratamiento a base de fármacos homeopáticos”, valga la contradicción. Esas milagrosas bolitas de sacarosa ungidas con el “recuerdo” de un principio activo vegetal serían capaces de “modificar el comportamiento hormonal de hombres y mujeres”, siempre según el embajador de Dios.
En una entrevista concedida al periódico mexicano Zócalo, el sacerdote desvela el secreto de la curación homeopática: los chochitos. Sí, no es coña: en México a las píldoras se les denomina “chochitos”. Es importante tener en cuenta esta clave para no malinterpretar las palabras de Aguilera:
“Ya se los han dado a gais que están descontentos con su modo de vivir, se les ayuda con los chochitos (pastillas) a alta potencia y después ya son normales”.
El sacerdote no cura personalmente a los desviados de la “normalidad”, sino que les envía a cinco “médicos alternativos” que conocen y aplican el tratamiento en la cercana localidad de Piedras Negras. Una vez recuperada la normalidad, los ex homosexuales pueden hacer cosas normales, como meterse a cura, hacer voto de castidad y curar otros homosexuales. O tirarse a monaguillos, según.
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