Se puede explicar sin miedo a la crítica. No siempre la gente homosexual somos los agredidos, los atacados, los insultados o los menospreciados. Al pertenecer a esta sociedad, podemos igual de buenos o de malísimos que el resto de la ciudadanía.
Cierto está que el miedo, el 'armarismo', le qué dirán, la tradición y la cultura, en alguna ocasión consiguen que nos volvamos personas indeseables, y aunque no es ninguna excusa la explicación, la realidad es que también existen maricones malos malísimos, igual que heterosexuales.
Todo esto viene a colación del artículo publicado por la página web xinhuanet.com, en la cual explican del problema de algunas mujeres heterosexuales chinas, que después de casarse con un hombre, éste resulta que es homosexual, y debido a la presión social y legal del país las cosas no son tan fáciles para ellas.
El texto dice así:
Qing Feng no lamenta haberse divorciado de su marido, que es homosexual, pero no ha sido un proceso fácil perder la custodia de su hijo y su dinero.
Qing, de la provincia suroccidental china de Guizhou, finalizó su matrimonio, en el que no había ni sexo ni amor, hace meses, después de unas arduas negociaciones con un hombre que siempre la menospreció a lo largo de 13 años de relación.
"Dijo que no lograría ni un centavo ni la custodia de mi hijo porque yo pedí el divorcio sin tener evidencias para mostrar sus errores", contó Qing, de 40 años de edad.
"Estaba bien preparado para el día del divorcio. Había transferido todos nuestros activos a sus padres", agregó.
Qing es una de las desafortunadas mujeres a las que en China se conoce como "esposas de gais", o "tongqi" en chino, que se casan inconscientemente con hombres homosexuales que ocultan esta condición. Para estas mujeres, el divorcio es a menudo un camino escabroso debido a la obstrucción de sus maridos y la carencia de un apoyo legal claro.
En un país en que el matrimonio homosexual es ilegal, la mayoría de los hombres homosexuales eligen casarse con mujeres y tener hijos debido a la presión de sus padres y de la sociedad.
Muchos chinos creen que continuar el linaje familiar es un deber inevitable de los hombres y no tener hijos constituye un fracaso.
En un seminario sobre la protección de las "tongqi", celebrado a finales de julio en la ciudad de Changsha, de la provincia central china de Hunan, Qing compartió su historia y animó a otras mujeres en su situación a perseguir su felicidad con valor.
Hace dos años, un programa televisivo sobre la tragedia de los matrimonios entre gais y heterosexuales ayudó a Qing a superar sus dudas sobre divorciarse de su marido, que empezó a rechazar todos los contactos físicos después del nacimiento de su hijo y en raras ocasiones mostraba alguna atención.
"Él me decía repetidamente: 'No te rías. Estás fea cuando lo haces'. No le gustaba nada de mí, por lo que yo trataba de cambiar para contentarlo", dijo Qing.
Cuando finalmente cuestionó la orientación sexual de su marido, él confesó pero rechazó el divorcio, ya que temía que arruinase su reputación.
Su marido y la familia de él insultaron a Qing por participar en el seminario. Finalmente se hartó y decidió insistir en el divorcio, aunque vaciló pensando en lo mejor para su hijo.
Un abogado le dijo que, incluso aunque presentase una demanda de divorcio, podría no resolverse a su favor.
La mayoría de los gais chinos ocultan su homosexualidad, por lo cual es difícil para las mujeres reunir evidencias de los hábitos y la orientación sexual de sus maridos, indicó Yang Shaogang, abogado de Shanghai con experiencia en casos de divorcio entre homosexuales y heterosexuales.
Como resultado, muchas veces los jueces no conceden el divorcio y las mujeres tienen que presentar una nueva demanda en una fecha posterior, añadió Yang.
Además, la ley china no considera culpables a los homosexuales del fracaso matrimonial, lo que significa que las mujeres no logran compensaciones y la ley no les ofrece privilegios para lograr la custodia de sus hijos.
Yang ha pedido modificaciones legales respecto a la distribución de las propiedades y la custodia de los niños en estos casos de divorcio para animar a las "tongqi" a liberarse.
Entre las 15 mujeres en esta situación que participaron en el primer seminario del año pasado, tres lograron el divorcio hasta el momento.
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01-04-2017 | Mª de las Mercedes Patón Gómez. Patón&Asociado
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