Los ataques homófobos se disparan en Indonesia, país islámico 'modelo' en derechos LGTBI
Las autoridades han comparado a los homosexuales con bombas nucleares o han llamado a la transexualidad un desorden mental.
Ha aparecido un grupo de justicieros 'antiLGBT'I en la ciudad de Bandung que irrumpe en casas privadas en busca de parejas homosexuales
Indonesia ha sido a menudo considerado un ejemplo de derechos de las personas LGTBi en un país islámico pero, aunque la homosexualidad no es ilegal, la aceptación social es límitada.
Los últimos meses han sido especialmente complicados. Autoridades y grupos radicales islámicos han incrementado la presión sobre ellos y han intentado cancelar cualquier evento en el que se hablara sobre sus derechos. El último de ellos fue un festival literario celebrado a principios del mes de mayo en el que se había programado una charla sobre LGTBI. En las redes sociales el hashtag #tolakLGBT (rechaza a los LGBT) se convirtió en trending topic y saltó a la vida real en las pancartas en algunas manifestaciones en ciudades como la universitaria Yogyakarta.
Los ataques han llegado también desde el Gobierno. Así, el ministro de Defensa, Ryamizard Ryacudu, ha calificado al movimiento LGBTI como más peligroso que una bomba nuclear, mientras que la principal organización psiquiátrica ha asegurado que la homosexualidad y la transexualidad son desórdenes mentales. "Realmente nos preocupamos por ellos. Lo preocupante es que, si lo dejamos sin tratar, esas tendencias sexuales se pueden convertir en algo aceptado comúnmente por la sociedad", dijo Suzy Yusna Dewi, miembro de la Asociación Indonesia de Psiquiatras, al periódico The Jakarta Post.
Uno de los episodios más preocupantes, explica Yuli, ha sido la aparición de un grupo de justicieros 'antiLGBTI' en la ciudad de Bandung, a unos 150 kilómetros de la capital Yakarta, que irrumpe en casas privadas en busca de parejas homosexuales. "No había pasado antes, así que hemos puesto en marcha una línea telefónica para los que se sientan amenazados", cuenta la activista.
"Es algo cíclico. Cada cierto tiempo nos convertimos en el objetivo de los grupos radicales", asegura el también activista King Oey. "Este es un país musulmán y durante las últimas décadas se ha hecho cada vez más islámico", continúa Oey. Esos grupos radicales de lo que habla King Oey son principalmente organizaciones como el Frente de Defensores del Islam, que tienen como objetivo a minorías étnicas, políticas o sexuales.
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