En tiempos de la corrección política, hay cierto miedo a meter la pata con todas las minorías. ¿Negro o persona de color? ¿Paralítico, discapacitado o persona con habilidades diferentes? Los homosexuales tenemos nuestro aquél. Cuando mi madre explicó a mi hermana que tenía un hermano algo “distinto” porque a veces a los hombres les pueden gustar personas de su propio sexo, mi hermana, con diez años, dijo: “O sea, que es gay (¿o se escribe gai?)”. Y mi madre dijo: “No digas eso”. Tampoco hay que ponerse tan finos. Regla número uno: los eufemismos son un poco cansinos.
El caso es que si bien las mujeres tienen menos lastres culturales en sus relaciones con los hombres homosexuales (bastante tienen con lo que tienen), los hombres heterosexuales a veces tienen la sensación de estar pisando un campo minado. Sobre todo si eres el mejor amigo de su novia y eso te convierte en la suegra 2.0. con un extra de información sobre su rendimiento sexual. Pero no olvidemos que, afortunadamente, el gay puede ser el mejor amigo del hetero y viceversa. Así que intentemos dar algunas claves para desactivar esas minas que a veces lastran lo que puede ser una hermosa relación entre dos hombres con distinta orientación sexual al estilo “El beso de la mujer araña".
1. Presentaciones
Los gais somos más propensos a darnos dos besos al conocernos, pero si no hay confianza suficiente, no vamos a sentir que porque nos des la mano tienes miedo a que te contagiemos el sida, que ya no estamos en los 80. No te preocupes: lo importante es tomar una decisión u otra, no quedarte con la mano medio extendida y la mejilla a medio ofrecer, aunque hasta eso se puede perdonar porque, reconozcámoslo, todo dependerá de que luego nos caigas bien o mal después. Si bien, “qué majo, que hasta me ha dado dos besos”. Si mal, “qué falso, haciéndose el enrollado dando dos besos a un gay”.
2. Esa lengua española
No sé si está bien o está mal, pero los gais, que en general no somos muy del revanchismo, hemos aprendido a no tomarnos muy en serio las connotaciones homófobas de las expresiones españolas. Nosotros también decimos “vaya mariconada” o “maricón el último” y aceptamos de buen grado el “que te den por el culo”, que seguimos sin entender por qué es un insulto. Pero tampoco abuses. No confundas nuestra autoparodia con la vía libre para ser homófobo de verdad.
3. Tópicos
Si eres un poco intolerante es mejor que no intentes parecer lo contrario. Calladito estás más guapo y seguro que poco a poco vas cambiando de opinión al conocernos. Las expresiones “yo también tengo un primo gay y es muy majo” te las puedes ahorrar. Tampoco hace falta que nos recuerdes que somos más sensibles, porque no es verdad, y puedes invitarnos a una despedida de soltero, que no vomitamos al ver una teta (quizá hemos visto muchas más que tú). Inclúyenos en todos los planes que propongas porque siempre es mejor decir que no que ver que se te excluye porque se supone que a los gays no nos gusta el fútbol o ir al monte.
4. Salir de fiesta
Uno de los grandes agravios que hemos sufrido históricamente con nuestros mejores amigos y amigas es el de "¿Y qué hago yo en un bar gay?". Respuesta que nos ponéis a huevo: lo mismo que nosotros en un bar hetero y nunca nos hemos quejado. Enróllate de vez en cuando...
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06-11-2014 | nosgustas.com
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