La realidad hoy es que, a excepción de Jordania y a falta de protección legal, el comportamiento homosexual está penado en todos los países árabes, aunque en diversos grados.
Fadi Zumot se descarga y acomoda relajado en la terraza del Café Graffitti, en Amán. Ya no necesita mantener la compostura. Los clientes lo conocen y le guardan el secreto. Evoca el miedo que sintió unos días antes, a escasos metros del café, cuando dos jóvenes le increparon buscando gresca. “Ahora han descubierto que existimos”.
No se refiere solo a la simplificada percepción occidental. Habla de su propia comunidad, donde en los últimos años el colectivo LGTB (Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales) ha intentado visibilizarse. “Sigo vistiendo igual”, señala su bolso de Gucci, “pero si antes me miraba una persona, ahora me miran 10. Me identifican y rechazan, incluso en Jabal Al Webdeh”, un céntrico barrio de la capital jordana en plena transformación que se ha convertido en el cobijo de una juventud ansiosa por romper moldes de todo tipo.
Hakim parece corroborarlo. A este marroquí le denegaron en septiembre la entrada a Jordania, donde iba a asistir a un foro sobre sexualidad, por “parecer una mujer”. “Es el único motivo que me dieron”, relata desde Rabat, donde fue deportado tras un largo interrogatorio de ocho horas, sin explicaciones, pasaporte, comida ni agua. “Traía mi visado, pero al hacerme la foto en el control para entrar, me quité la gorra y parece que no les gustó mi pelo”, comenta sin dramatismos y aceptando un juicio por el que asegura que no va a cambiar un 'look' tan reivindicativo como peligroso.
Tampoco en su país de origen, pese a que en junio dos hombres fueron condenados a cuatro meses de cárcel por “estar demasiado cerca” cuando posaban para una fotografía. “Estas sociedades no están preparadas para aceptarnos, pero desde luego para lo que ya no estamos preparados es para no aceptar esta realidad”, reflexiona.
La realidad hoy día es que, a excepción de Jordania y a falta de protección legal, el comportamiento homosexual está penado en todos los países árabes, aunque en diversos grados y diferente aplicación del código penal, o en un limbo legal como en Palestina. Si no directamente tipificado con penas de multa y cárcel como en Argelia, Marruecos u Omán, o pena de muerte como en Emiratos Árabes Unidos y con castigo de lapidación en Arabia Saudí, la intimidad entre dos personas del mismo sexo queda criminalizada en cláusulas “cajón desastre” como acto “impúdico” en Irak, o acto antinatural, en Siria.
Sobre derechos civiles, “de ninguna manera se reclaman”, asume Fadi ante las resistencias sociales que generó un acto privado el pasado Día Internacional Contra la Homofobia. 'Mi Khali', una de las pocas revistas de temática homosexual en Oriente Medio, creada en 2007 y en la que colabora, publicó una noticia informativa sobre un encuentro que no tenía más pretensión que un festejo en 'petit comité'.
El resto de medios locales se hizo eco de la noticia, pero “manipulándola al acusar al 'lobby' gay de tener una agenda política”, expone Fadi. Las redes explotaron. “La respuesta que hemos obtenido desde entonces es suficiente para saber que de derechos no podemos ni hablar”, confiesa sobre un temor a ser discriminado “que ahora es mayor”.
Hasta Mona, desde Líbano, país con fama de tolerante y abierto al colectivo, reconoce que no concibe más reivindicación que la retirada del artículo 534 del código penal, que “criminaliza el acto sexual contrario a la naturaleza”, aunque aclara que hace años que no se aplica. “Se siguen produciendo arrestos, pero el juez no inicia procedimiento. Aunque en tres de los últimos casos que he conocido han sido acusados por otros cargos, como tenencia de drogas o prostitución”, declara esta extrabajadora de Proud Líbano: “Lo peor es el tiempo que pasan en la cárcel, donde la tortura y la humillación son comunes a todos los presos. En el caso de estas personas, han llegado a pagar para no ser violados”.
Proud Líbano y Helem son las dos organizaciones libanesas que protegen los derechos del colectivo libanés. Solo Líbano y Túnez, desde 2015, tienen asociaciones legales. Pero en el caso de este último, lo que prometía ser el inicio de la derogación del artículo 230 del código penal, que castiga la “sodomía” y actualmente contraviene la recién estrenada Constitución tunecina de 2014, no parece haber cambiado sustancialmente el panorama.
Para leer el interesante artículo publicado por elconfidencial.com, pinchad aquí.
© 2014 - 2024 Development by Clara Díaz Fonticoba. All Rights Reserved.