Las dos caras. En una, Uruguay aparece como el país de América del Sur más “amigable” con los derechos de los homosexuales y ocupa el 9° puesto entre 138 países, según el ranking de la guía turística más tradicional de temática gay, “Spartacus International Gay Guide”. Uruguay crece en este nicho de turismo y recibe a unos 300 mil visitantes al año.
Paralelamente la Ley de Matrimonio Igualitario aprobada ubicó a Uruguay en el mundo como ejemplo en reconocimiento de derechos. En la otra cara, Uruguay tiene siete homicidios de personas trans sin aclarar, este colectivo, si bien no hay estudios profundos aún, tiene la expectativa de vida más baja del país, son expulsadas de la educación sistemáticamente, muchas veces también de su seno familiar, sin oferta laboral, se estima que un 80% de una población de unas 3.000 personas trans, viven del comercio sexual hasta que pueden, ni hablar de una tercera edad sin jubilación.
Si algo se puede encontrar de positivo con este panorama es que tanto desde el ámbito público como del privado, se quiere cambiar esta realidad y algo se está haciendo. Una medida esencial para cambiar se va a concretar en 2016 con el primer censo de personas trans en Uruguay, que dará insumos certeros sobre los cuales elaborar planes. Otros proyectos trabajan para abrir puertas en el mercado laboral. Uruguay Trabaja contempla una cuota para personas trans pero lejos está de ser una solución, apenas un paliativo que dura entre seis y ocho meses y se puede participar cada dos años.
Ahora el Ministerio de Desarrollo Social (Mides) prepara un censo para el año que viene.
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