En la década de los 60 ser homosexual en Estados Unidos estaba considerado como una de las peores enfermedades que podía contraer el ser humano. Todo el colectivo homosexual -que por aquel entonces era disperso y esquivo- estaba expuesto a ser no solo juzgado por cometer un delito contra la salud pública (por practicar la sodomía, la holgazanería, etc) sino también a ser víctima de lo que los expertos llamaban “sanación”, según un interesante artículo publicado en el blog 1decada10 de 20minutos.es
Había dos maneras para hacer que el homosexual se convirtiese en “normal”. La primera se denominaba “terapia electroconvulsiva de refuerzo negativo”, es decir, que el sujeto al que ‘cazaban’ practicando la homosexualidad -expresión muy común para la policía de aquella época- se le exponía a sufrir descargas eléctricas mientras veía una serie de fotografías que no eran aptas ni para su salud mental ni para la buena conducta del ciudadano.
La otra era la “lobotomía”, y consistía en insertar en el hueco del ojo (entre el párpado superior y el ojo) un objeto filoso parecido a un pica-hielos. Cuando el médico pensaba que ya estaba en el lugar correcto golpeaba el extremo del instrumento con un martillo, para así destruir un nervio situado en una parte concreta del cerebro, nervio al que se hacía responsable de ‘la enfermedad de la homosexualidad’.
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